«Sumerio, quizá» pensó Emilio al ver las inscripciones en la pared, los símbolos eran una lengua muerta, eso seguro, pero no logró descifrar cuál. Aquellos fueron los primeros que vio en la cueva, desde ese punto todas las paredes lucían extraños dibujos inscritos; se sintió un poco frustrado al no poder traducir lo que allí decía, a pesar de sus años de experiencia. La tipografía se repitió durante todo el descenso, junto a las figuras grabadas que cada vez lucían más inusuales.

    De pronto se topó con tres estatuas de piedra, apenas alcanzó a divisar la primera cuando estuvo a pocos pasos. Vestían indumentarias de monjes, el de la izquierda estaba arrodillado, pidiendo clemencia, el del centro erguido, desafiante, y el de la derecha desplomado contra el suelo, era la estatua de un cadáver; aún con su linterna resultaban difíciles de distinguir debido a su color negruzco que las camuflaba entre la oscuridad de la caverna. Un enorme portón de madera se alzaba frente a lo que parecía ser el final de la cueva.

    —¿Qué es esto? —susurró al tocar una. Un polvillo negro se desprendió de sus dedos al frotarlos unos con otros —. No me gusta para nada.

    De la mochila que cargaba a espaldas cogió un enorme y pesado teléfono, diseñado para poder comunicarse en ese tipo de viajes subterráneos, y llamó.

    —Alba, pásame al informante, por favor.

    —¿Está todo bien? —contestó ella. De seguro había notado la preocupación en su voz.

    —Sí, sí, todo bien. Es solo que necesito verificar algo que nos dijo.

    —Él habla —hablaba el hombre que los llevó hasta ese sitio, que supuestamente fue el primer hogar de sus antepasados, una civilización desaparecida.

    —¿Amaru, qué es esto? ¿Qué hacían en este lugar?

    —Señor Villalobos —dijo, su voz causó un escalofrío a Emilio —, le advertí que nuestras tierras no son para extranjeros.

    —¿De qué carajos hablas, Amaru? —preguntó, ahora más confundido que antes.

    La llamada se cortó. ¿O la había cortado su informante, el nativo de la zona llamado Amaru? Algo no andaba bien, así que tomó la decisión de regresar. Apenas dio unos pasos cuando escuchó un sonido desconcertante tras de sí. Aquello fue como un chillido increíblemente fuerte, tanto que desprendió arena y pequeñas rocas de las paredes. Definitivamente había sido emitido por algo vivo, un animal. «¿Qué diablos puede hacer ese sonido?» Se acercó hasta la puerta y descubrió un hoyo en la esquina derecha, lo suficientemente grande como para que cupiera un hombre adulto. Aún con la linterna no veía nada del otro lado, solo oscuridad. Del morral sacó una bengala, la disparó y entonces lo vio.

    Ojos rojos brillaron entre la negrura y el humo verde de la bengala, un ventarrón le azotó y alas negras aparecieron frente a él. La criatura era inmensa, por lejos el ser vivo más grande que había visto jamás. Disparó otra bengala hacia arriba, una larga cola apareció, dos pares de patas, la criatura era algún tipo de hexápodo, de sus fosas nasales brotaba humo. Comenzó a emitir unos ruidos inteligibles. En ellos había cierto patrón, y movimientos en la boca del animal. Era casi como si intentara «Comunicarse» dedujo Emilio.

    —Esto no puede ser posible —empezó a llorar y una risa histérica se apoderó de él.

    Entendió algo de lo que la criatura aparentemente decía, y repitió varias veces: «Krozis, krozis, krozis». Se acercó a Emilio y, encorvada frente a él, dejó ver sus fauces, y el fuego que se creaba dentro de ellas.

XXX

¡Gracias por leerme!

 

 

    "Sumerian, maybe" thought Emilio when he saw the inscriptions on the wall, the symbols were a dead language, that's for sure, but he couldn't decipher which one. Those were the first ones he saw in the cave, from that point on all the walls looked like strange inscribed drawings; he felt a little frustrated not being able to translate what he said there, despite his years of experience. The typography was repeated throughout the descent, along with the engraved figures that looked more and more uncommon.

    Suddenly he came across three stone statues, he barely managed to make out the first one when he was just a few steps away. They were dressed in monks' clothes, the one on the left was kneeling, praying for clemency, the one in the center was standing up, defiant, and the one on the right, collapsed on the ground, was the statue of a dead body; even with his lantern they were difficult to distinguish because of their blackish color that camouflaged them in the darkness of the cave. A huge wooden gate stood in front of what seemed to be the end of the cave.

    "What is this?" he whispered when he touched one. A black powder came off his fingers as he rubbed them together. "I don't like it at all".

    From the backpack he carried on his back, he took a huge, heavy phone, designed to be able to communicate on such subway journeys, and called: "Alba, pass me the informant, please".

    "Is everything okay" she replied. She must have sensed the worry in his voice.

    "Yeah, yeah, everything's fine. It's just that I need to verify something he told us".

    "He speaks" spoke the man who led them to that place, which supposedly was the first home of their ancestors, a vanished civilization.

    "Amaru, what is this? What were they doing in this place?".

    "Mr. Villalobos" he said, his voice caused a chill to Emilio, "I warned you that our lands are not for foreigners".

    "What the fuck are you talking about, Amaru?" he asked, now more confused than before.

    The call was cut off. Or had it been cut off by his informant, the native of the area called Amaru? Something wasn't right, so he took the decision to return. He barely moved a few steps when he heard a disconcerting sound behind him. It was like an incredibly loud screech, so loud that it blew sand and small rocks off the walls. It had definitely been emitted by something living, an animal. He walked up to the door and discovered a hole in the right corner, big enough for a grown man. Even with the flashlight he could not see anything on the other side, only darkness. From his backpack he took out a flare, fired it and then saw him.

    Red eyes shone amidst the blackness and green smoke of the flare, a gale hit him and black wings appeared in front of him. The creature was immense, by far the greatest living being he had ever seen. He shot another flare upwards, a long tail appeared, two pairs of legs, the creature was some kind of hexapod, and from its nostrils smoke was coming out. It began to emit some intelligible noises. In them there was a certain pattern, and movements in the animal's mouth. It was almost as if it was trying to "communicate", Emilio deduced.

    "This cannot be possible" he began to cry and a hysterical laugh came over him.

    He understood something of what the creature apparently said, and repeated several times: "Krozis, krozis, krozis". It approached to Emilio and, hunched over in front of him, let his jaws show, and the fire that was being created inside them.

XXX

Thanks for read me!

_{Post translated with (much) help from DeepL}

 

Últimos cuentos/relatos: