UN ÚLTIMO MOVIMIENTO

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Érase una vez en un reino de ajedrez, sacudido por la tragedia de sus antepasados y las guerras por el trono, destruyo la paz en las fronteras pero la perseverancia logro sacar de un joven Peón lo mejor de él, su habilidad para enfrentar retos sin miedo a los fracasos que podría encontrar en el camino, eso hizo del Peón único en el castillo pero algo le impedía moverse con libertad. La Reina, fingía dominar con guante de seda adoraba a todos sus peones por igual aunque sentía un gran afecto por este en específico

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Photo by Hassan Pasha on unsplash

Las condiciones fueron cambiando al pasar los años, de ser dieciséis en el castillo quedaron solo cuatro El Alfil, La Torre, La Reina y el Peón. Ya con ganas a obtener muchos más conocimientos, sabía que ese día llegaría pronto el de salir de su castillo y partir pero sentía que era su obligación proteger a las únicas tres fichas.

Sin ellas sentiría ese gran vacío que ha sentido durante años cuando pereció El Rey, en ese momento fue que La Reina decidió ser más dominante e inflexible al dar órdenes a las piezas del reino, ya el peón no se encontraba a gusto en su mundo de cuatro, las otras piezas no entendían su sentir pero ya el había tomado una decisión en la que todos saldrían beneficiados… Decidió pensar por primera vez, tenía muchos miedos e inseguridades que lo invadían en las noches oscuras pero todo era necesario para poder salvar a las únicas tres fichas que quedaban con él.

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Photo by Felix Mittermeier on unsplash

La Reina al escuchar este tipo de conductas irregulares en su reino y de sus súbditos los mandaba al calabozo emocional sumergido en la penumbra, por eso mismo el Peón decidió no exponer nada de su plan de escape del castillo y aventurarse en los nuevos reinos que están cruzando el mar, lleno de nuevas oportunidades y una gran maleta llena de sueños.

Se corria el rumor de un gran plan de fuga que era orquestado por uno de sus más cercanos súbditos, La Reina decidió impedir que tal acción se llevara a cabo...pero lo que nadie sabia es que ya a miles de Kilómetros lejos de las Costas del Reino, desde la torre más alta del castillo se podía observar como el sol del atardecer se tragaba a un pequeño bote de vela timoneado por el Peón.

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Photo by Saud Edum on unsplash

Este peregrinaje era muy significativo, podía reflexionar sobre su vida, las decisiones tomadas hasta ahora habían sido manipuladas y se sentía como Pinocho sin Pepe Grillo, no tenía conciencia pero para eso siempre tuvo a La Torre y El Alfil, para guiarlos por senderos peligrosos pero ahora estaba solo. Esta sería su gran prueba de superación, usar ese boleto sin regreso por que todo va quedando detrás para poder ver desde otra Costa un nuevo amanecer y volver hecho un gran Rey.



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