No son molinos de viento, son dragones
No son molinos de viento, son dragones
Empuñando sentimientos de hierro, el extranjero miró a todos los condenados, allí convertidos en una sola masa, sin añoranzas y sin miedo; la trasparencia de la piel que mostraba los delgados huesos, fueron el centro de la mirada de aquel que solo iba de paso, que ignoraba, que no sabía. Siguió caminando entre la multitud, observando cómo la desolación y la tristeza, como perros, lamían la mirada de la gente. Se detuvo frente a un niño tiznado por el llanto, con la barriga traslúcida llena de miseria. Sintió entonces, el extranjero, cómo le comenzaba a doler la mirada ante el olor de los estragos y la carencia.
Cuando el fotógrafo llegó a la rueda de prensa, invitado por los amos de aquel país de cadáveres, escuchó la canción de un desvarío. Escuchó que vivir allí no dejaba respiro, que habían tenido un verano mortal, que las protestas era solo la voz de los grillos, que no se adaptaban al polvo, que todo era historia antigua, que los que morían eran envenenados por su propia hiel.
_Aquí no hay hambre, aquí no pasa nada. Salgan y digan que en este país la felicidad está decretada y es por eso que somos felices. Queridos hermanos extranjeros, los que nos agreden son unos locos que ven dragones donde solo hay molinos de viento.
https://twitter.com/litenxncy/status/1304526941924601856
https://twitter.com/litenxncy/status/1304526941924601856?s=20
Como la historia de la tragedia humana lo (de)mostrado, y escritores como Orwell lo registraron, una estrategia por excelencia de todo régimen autoritario, totalitario, es tratar de convertir la falsedad en verdad. Es lo que tu relato expresa con mucha claridad y efectividad. Saludos, @nancybriti.
Una historia bien narrada tal como si fuese un espejo de la realidad venezolana.
Un placer leerte @nancybriti
Querida mía, qué gusto saber de ti! Y sí, efectivamente, hay ficciones que son realidad. Un abrazo