Matius (Relato)

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Las paradojas han sido la vida de Matius en sus cortos diez y nueve años.

De extremadamente humilde condición económica se ha ido abriendo paso por medio de esfuerzos y trabajos y ha comenzado lo que parecía imposible, una carrera universitaria.

Sus días de asueto son de trabajo en la librería y estos a su vez repre¬sentan un descanso de las formulas, números y lenguajes informáticos, propios de su carrera en Ingeniería de Sistemas.

Le gusta estar allí, rodeado de libros y abordado por personas muy diferentes a las que trata normalmente, se ha ido acostumbrado a los términos extraños que utilizan los que buscan algún texto y a los comentarios "iluminados" sobre ediciones y autores, que hacen.

Llegó allí hace apenas seis meses y siente como si hubiera estado por muchos años.

El lugar lo atrapó al igual que lo hicieron las computadoras hace años, lo de las ultimas fue un amor a primera vista, esto ha sido algo así como un refugio en medio de lo cotidiano, un remanso a la vulgaridad que se mimetiza en las acciones y reacciones de los ciudadanos.

Marcos lo recogió de la calle, le enseñó lo básico y él ha puesto su empeño y ha logrado retribuir la confianza que le brinda.

Lo conoció frente a la iglesia, donde vendía espigas de trigo los fines de semana para solventar los gastos y pagar la habitación de una residencia que compartía y aun hace con Rafael y Leo, dos amigos de su pueblo, cercano y a la vez lejano por lo difícil de llegar, quienes como los tres mosqueteros decidieron venirse hasta acá después de cursar la secundaria en otro lugar.

La librería está distribuida inteligentemente, todo ordenado por temas y autores, un espacio para quienes desean leer, con libros disponibles para ellos y un rincón al fondo que se utiliza ocasionalmente para reuniones, talleres o presentaciones de algún libro, también es común en el área de lectura la colocación de alguna muestra pictórica de estudiantes o pintores que lo pidan.

Si algo admira de su patrón es su inagotable capacidad para ayudar a los artistas que van buscando algo para continuar en sus empeños o simplemente para darse a conocer.

Una vez le preguntó, después de escuchar una declamación que le pareció horrible porque nunca le consiguió sentido a la poesía.

-¿Por qué nunca les dice que no?

Y le respondió.

-Porque el compromiso innecesario de las letras es un arma que nos coloca desnudos frente a la maldad de los otros.

Prefirió no seguir preguntando, ante la ignorancia de lo que quiso decirle.

-¿Tienen algo de Herman Hesse?

Es una señora quien le pregunta, rompiendo el hilo de sus pensamientos.
-Claro que sí, tenemos Rozadle, Demian, Siddhartha, El lobo estepario y un libro con todos sus poemas.

-¿Un libro de poemas? No sabía que hubiera escrito poesía.

-Si señora, acompáñeme y se lo consigo.


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Es curioso, conoce los autores y sus obras pero solo ha leído las que por obligación le exigieron en la secundaria, pero su capacidad para grabarse nombres siempre ha sido maravillosa y ahora con el trabajo parece haberse desarrollado más, sin dudas su patrón tiene razón cuando le dice que debe estudiar para bibliotecólogo, pero está claro, su proyecto más ambicioso es crear videojuegos.

Normalmente está solo los sábados hasta pasadas las dos de la tarde, ya que es el día en que la señora Beatriz, hace limpieza en la casa de Marcos, tras trabajar en las mismas labores en la librería durante los otros días de la semana.

Pasa temprano por la casa de este a buscar la llave y aprovecha para tomarse un café y recibir las instrucciones, que normalmente son las mismas.

"Atiende con educación a las personas"

"Si no está lo que desean anótalo, toma un numero para localizarle y dile que lo llamaremos cuando llegué lo que busca"

"Cualquier duda llámame al celular"

Para muchos los negocios son importantes para el bienestar económico, para Marcos este forma parte de su vida, es una prolongación de sí mismo.

 
 

Extracto del "Capitulo V" de mi novela "El librero"



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