Desnudos (Poema)

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Acerca tu avidez a la mía,
vence el pudor con mi cuerpo.
Exhibe tu amor en mi vientre
y extasiémonos hasta morir
en el volcán de nuestro frenesí.

Suéltate poco a poco el cabello,
deja caer a tus pies la falda,
desabotona tu blusa con calma
para alucinarme con la visión
de tus prendas interiores.

Deja galopar tu torridez
y abrázame como si quisieras
con tus brazos exprimir
de mi piel la violencia
desmedida de la borrasca.

Déjame tomar tu seno,
contemplarte toda entera,
sentir la crispación de tus deseos
elevarse por tus muslos
y penetrar en tu intimidad.

Desnudémonos y venzamos juntos
el sortilegio de traspasar
con nuestra piel los sentidos
y aferrémonos dulcemente
al encanto del amor.

Deja tus labios en los míos,
entrégame la placidez de tu muslo,
palpa el delirio de mi cuerpo,
el temblor de mi alma
y la fiebre de tu vientre.

Acuéstate muy junto a mí,
cerremos los ojos a las horas,
transportemos nuestra esencia
al subterráneo espasmo
de la lujuria de nuestras mentes.

Dejémonos vencer por el deseo
y juntemos la tela mojada
de nuestros vientres.
Placidez de momentos hermosos,
virtud de inolvidables segundos.

Recorre con tu mano mi pecho,
acaríciame el cuello y el rostro,
recorre serenamente todo,
que nuestras pieles desnudas
son un altar a la locura.

Fuente

 
Y luego al final manténte
en la cama muy estrecha a mí
para entregarnos con amor
a las delicias perturbantes
de un próximo encuentro.

Desnudos ante la vida,
indolentes con la gente,
desprendidos de reclamos,
derrumbando envidias,
explotando los rencores.

Desnudos por sobre el amor,
infinita fuente que va tejiendo
las redes que nos atraparan
en medio de voluptuosidades
llenándonos de lujuria.

Temblemos ateridos al impulso
de estrecharnos y ardamos
en el fuego de nuestra leña
aferrados al templo de luz
de nuestras manos acariciándonos.

Elevemos hasta la cima
del orgasmo al juntarnos
y exploremos la selva
de nuestros sexos, cual
expedicionarios visionarios.

Fuente

 
Para descubrir en las sendas
crucificantes de los placeres
las noches sin sueño, entreabiertas
a la selva de luz de la vida
que nos atrapa cual abejas.

Contémplate desnuda al espejo
y mira por entre tu cuerpo
la magia dejada por el amor
que de mil maneras nos cubre
y nos tiende su violencia.

Y quedémonos desnudos
paseando por el cuarto
desafiando el deseo y la vida
para aferrar con el espíritu
la lumbre de tus deidades.