La sigo buscando | Relato

Todas las noches, mientras la ciudad duerme, camino por las solitarias calles buscando a la mujer que se llevó mi corazón pero no mi alma.

Teníamos una relación abierta, pues estábamos conscientes de que el amor no es un contrato castrante que nos ata eternamente a una pareja con quien congeniamos, pero cuya alma gemela pudiera aparecer en cualquier momento cambiando el rumbo de las cosas. Conocía el perfil de su hombre ideal con quien soñaba, y yo distaba mucho de serlo; sin embargo, nos entendíamos a la perfección y teníamos apego mutuo. Realmente nos amábamos.

Habíamos hecho un pacto de sinceridad absoluta, y de alejarnos si veíamos que nos podíamos hacer daño.

Una noche mientras bebíamos en un antro, al regresar del baño, vi que un misterioso hombre hablaba con ella mientras ella sonreía con un brillo especial en sus ojos, y supe que ese era el hombre de sus sueños. Su aspecto gótico me recordó esas películas de vampiros que solíamos ver juntos.

Al día siguiente ella recibió una llamada para una entrevista de trabajo en la capital, la cual aceptó con gran emoción pues era lo que siempre había querido hacer. Preparó sus maletas y se marchó sola sin dar detalles. Yo quedé en un estado de inseguridad y confusión, y una presión en el pecho me advertía que algo grave estaba por ocurrir.

No supe de ella –ni llamadas ni mensajes– hasta que regresó dos días después. Su rostro era distinto y una extraña aura la rodeaba, aunque estaba más suelta y activa que nunca.

Esa noche fuimos presa de una pasión sinigual que nos llevó a territorios inexplorados, haciéndome su sumiso y ella mi dominatriz; y en el fragor del placer cuando se acerca el punto de no retorno, sus ojos enrojecieron y unos colmillos rompieron sus labios derramando su sangre sobre mi pecho, mezclándose con la que había en las laceraciones placenteras que me había causado. Mi rostro se contrajo de horror y en ese instante ella se desvaneció.

Hoy deambulo por las calles anhelando la mordida que le entregaría mi alma para siempre.