¡En casa hay un regalo esperando por ti! (Cuento corto de Navidad)

Como todas la mañanas recibí la guardia en el hospital muy temprano. Lejos de lo que la gente piensa, las guardias en navidad son muy movidas y hay poco personal, sin embargo somos como una pequeña familia y tratamos de pasarlo bien aunque nos toque hacerlo lejos de nuestros seres queridos. No obstante, yo pienso que se trata de un día cualquiera que la gente explota para vender, no le veo el romanticismo a este día y aún más si toca trabajar.

Revisando las historias médicas ví que tenía una nueva paciente en terapia intensiva. Era una joven alta, de buena complexión física a la cual habían ingresado en el turno de la noche. Las vísperas de navidad están a veces tan llenas de accidentes que no era raro tener el servicio a todo dar.

El nombre de esta chica era Sara, y su nombre quedó grabado en mi porque apenas me vió su madre me abordó de forma muy calmada y me preguntó si su hija se recuperaría pronto ya que siendo navidad, en casa había un regalo esperando por ella. Me pareció que la madre desvariaba, que había perdido el sentido de la gravedad del estado de su hija para pensar en algo tan fatuo como un regalo.

Con el pasar de los meses mi percepción de esa madre cambió. Siempre que iba a revisar los signos vitales de Sara, ella estaba al pie de su cama. Muchas veces la ví peinando su hermosa cabellera negra azabache como si se tratara de una muñeca. Le leía, le mostraba fotos, a pesar de que Sara estaba en un sueño profundo sin respuestas. La madre al despedirse le decía que debía recuperarse pronto ya que en casa había un regalo esperando por ella. Me imagino que se trataba de la esperanza de una madre de volver a tener una navidad más con su hija.

Y así pasaron muchos meses y Sara no mostraba signos de mejoría, llegaría el inevitable día de tener que hablar con su madre para retirarle el equipo de asistencia vital. Como su médico resultaba muy duro tener que hacerlo, pero creo que es más difícil para una madre decidir sobre la vida de su hija.

Sara se apagaba, su cuerpo estaba cansado, había luchado por mucho tiempo y yo tendría que ausentarme por un par de semanas, sin embargo en junta médica se había decidido su desconexión después de las fechas navideñas, así su madre podría estar a su lado un poco más.

Los días pasaron volando y sin darme cuenta otra vez regresaba a reincorporarme a mis labores. Esa mañana víspera de navidad, entré a la sala para hacer mi recorrido habitual e instintivamente miré hacia la cama de Sara... estaba vacía. Atónita, mientras un frío intenso recorría mi cuerpo, solo podía sentir una mezcla de frustración y melancolía. Sara habría cumplido un año en coma. ¡Qué tristeza, su madre nunca la vería abrir aquel regalo que siempre le mencionaba!

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De repente la enfermera de piso se me acerca y me entrega un papel doblado con un escrito en su interior, diciéndome ¡Doctora, esto se lo dejó la madre de Sara! Dudé por un instante en leerlo pero de alguna forma necesitaba saber qué decían aquellas líneas.

Al abrir el papel era un escrito corto que decía:

Estimada doctora:
Gracias por todo este tiempo que se hizo cargo de mi Sara,
ya ella no dependerá más de tantos aparatos para aferrarse a la vida.
Estrañaré mucho no poder leerle al pie de su cama y peinar todos los días su cabello.
Mis días cambiarán, ya no tendré que venir más a este hospital,
ya que no hay motivo para hacerlo.

¡Es curioso cómo obra Dios!, tantos meses mi Sara en estado de coma y
no hubo instante que como madre no mantuviese la fe de que ella se
recuperaría. Hace una semana mi Sara abrió sus ojos por un breve instante,
y supe que no la vería más postrada en esa cama.

¿Se acuerda todas las veces que me escuchó decirle a mi hija que debía
recuperarse ya que en casa había un regalo esperando por ella? Pues mi Sara amaba las sorpresas
y si me estaba escuchando, tal vez ese sería un gran motivo para levantarse de esa cama.

Hoy en víspera de navidad, mi Sara está en casa con nosotros
abrazando a su pequeño hijo, el regalo que estaba en casa esperando por ella.
¡No sé si usted cree en Dios, pero los milagros de navidad sí existen!

Me llevé la nota al pecho, no lo podía creer, Sara estaba viva y ¡sí que tenía un hermoso regalo esperando por ella! Para mí, el mejor regalo fue saber que había una joven madre regresando al lado de su hijo.

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Desde entonces el significado de las navidades cambiaron en mi, sin duda se trata de un tiempo para reavivar la esperanza, el amor y ser testigos de los milagros, pues cualquier cosa hermosa puede pasar en Navidad.

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