En las calles de la Habana Vieja, una ciudad que se quedó atrapada en el tiempo, ornamentada de balcones antiguos y automóviles de otra época, allí vive Caridad. Una bonita mujer de 40 años, amable y trabajadora de la tabaquera de la esquina. Todas las tardes regresa del trabajo, se da un baño, cena y alrededor de las 9 de la noche consulta los caracoles y a su santa Yemayá.

Esa tarde se asomó a su balcón y vio una mudanza en el apartamento de al lado. Bajaban de un camión muchas plantas y decoraciones de jardín. Caridad se preguntó ¿para qué tanto adorno? si no hay suficiente espacio. Se entró refunfuñando y consultó los caracoles diciendo su retahíla de frases yoruba: -Veamos ¿Cuál será mi porvenir? - No había terminado de pronunciar esta frase cuando, justo a las 9pm en punto, una sombra se proyectó en la sala.

–¿Qué es esto mi santa? Una manifestación que me dice que me debo cuidar de los problemas, todas esas serpientes significan problemas cercanos.

Pasaron los días y Caridad se mantuvo atenta de no verse envuelta en problemas ni laborales, ni de su vida personal y todo marchaba de maravilla.

– Gracias a mi santa- se repetía Caridad.

Esa noche, estaba lista para consultar de nuevo los caracoles y justo a las 9pm en punto una nueva sombra se proyectó.

-Pero ¿qué es esto mi santa? ¿Quieres que me haga un cambio de imagen? Nuevo corte de cabello y maquillaje, resaltaré entre las envidiosas – Aceptaba feliz Caridad el consejo de la nueva sombra que le mandaba su santa.

Así lo hizo y prosperó mucho en su trabajo y tuvo una semana exitosa.

Esa noche vino a consultar una vez más y se encontró con esta sombra que se proyectó una vez más a las 9pm en punto.

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-Pero ¿qué? ¡Aaah! no mi santa eso sí que no. Caridad de los santos primero solterona que tarruda. Yo me voy y lo dejo.

Rápidamente recogió sus pertenencias y abandonó a su marido dejando una nota que explicaba que ella no aguantaría infidelidades. Mientras Caridad doblaba en la esquina el automóvil del vecino nuevo aparecía en la calle, justo a las 9pm en punto, como todos los días y sus focos alumbraban el balcón de los vecinos, proyectando las sombras de Una bolsa negra entre los arbustos, una parra recién podada y una bugambilia.