Entrada al Concurso de Microcuentos sobre Vampiros y Criaturas Similares | Historia de un Vampiro en crisis

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Habían pasado 3 días y la idea seguía rondando las calles de su cabeza sin dejarlo dormir. Es que ahora que todos tienen acceso a internet, las cosas se han puesto mucho más difíciles para las criaturas de la oscuridad: monstruosidades, muertos y vampiros ya no son temidos con el mismo respeto de antes, ahora si acaso sólo se les mira con el desprecio con el que se le pone el ojo a aquellos que no saben tomarse selfies y olvidarlas para siempre en 24 horas.

Esteban se quejaba de los pocos trabajos que últimamente salían, y de los poquísimos litros de sangre fresca que, por ende, tenía oportunidad de beber. Además, sentía nostalgia de la sensación de embriagamiento que recorría su cuerpo cada vez que el corazón palpitante de otro ser estallaba de horror por su sola presencia.

Divagó y divagó hasta que sintió que no tenía otra salida, debía atracar el banco de sangre del que sólo le llegaba el olor cada vez que pasaba frente al hospital; y debía hacerlo sistemáticamente, sin cometer ni un sólo error, pues la humillación no tendría fin si se supiese que un Vampiro de su estirpe se había reducido a obtener sangre fría, almacenada y extraída por un objeto punzante, nada gourmet.

Sin embargo, no podía hacerlo sólo, pensó quién podría estar pasándolo igual y en el fondo sabía que casi todos, pero ninguno se atrevería a admitirlo. Su primera opción era Horacio, pero ya conocía su miedo heredado por tradición familiar a los hospitales, todos lo tenían desde que no sé a qué pariente un médico le llenara la boca de ajo hace ya varios siglos.

"¡Supérenlo!", pensó, pero nunca le insinuó, siquiera, su idea.

Ni modo, sería él y nadie más, pero el éxito en la ejecución de su plan dependía de muchas cosas:

Conocer el lugar era lo primero. Antes de entrar respiró muy profundo para concentrarse en disimular su hambre y contener su ansiedad por el olor permanente que parecía tan cercano y a la vez tan inalcanzable. Como cualquier otro se acercó a la recepción.

— Buenos días, Señorita, quisiera saber ¿qué necesito para obtener tres bolsas de sangre que mi familiar requiere con urgencia?

— Traiga el expediente, informes de los últimos dos años del paciente, diez bolsas, la orden operatoria y siete donantes con sus exámenes de sangre de menos de tres días.

"¿Siete donantes para tres bolsas?", se preguntó a sí mismo, en silencio.

Miró los pasillos, el camino directo al banco de sangre y sus rutas alternas; si algo había aprendido en sus 156 años de vida, era a escabullirse con sigilo entre la gente, dejando siempre una ligera sensación de frío en el aire, pero nada más. Así que tuvo tiempo para escuchar los indignados comentarios de donantes y demás visitantes que se quejaban de las trabas, largos y complicados requisitos y humillaciones para obtener la viscosa y roja sustancia; y también las risas y voces complacidas de los que desde laboratorios y oficinas hablaban de las bondades de aquella labor, lo útil que había sido cuando alguien cercano había enfermado, lo rentable y bonito que era su trabajo, y lo fácil que era entregarle menos sangre a la gente y ponerle más numeritos al informe de cada gestión.

El Vampiro salió decidido de aquel lugar y no se detuvo hasta preparar todo lo necesario para lograr su objetivo.

Esta mañana Esteban llevó su currículo; espera entusiasmado que lo llamen.

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¡Gracias por leerme! ♥
Y gracias @es-literatos por esta iniciativa increíble para promover la creación literaria.
¡Abrazos!



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