En aquellos tiempos antiguos, épocas de brujas y duendes, de calabazas embrujadas, el tiempo del miedo lo llamaba la gente.

Las madres solían cuidar a sus niños pues, nunca se sabía cuando uno de estos espíritus no precisamente de ensueño, se les ocurría ir de paseo, a cazar inocencia y dulzura, para así alimentar, toda su fuerza por demás oscura.

Tiempos difíciles, de encierro y temor. Una calabaza embrujada contaban las historias, todas ellas de terror. Salía a buscar niños pequeños, para su fuerza alimentar.

Dicen las malas lenguas que la calabaza fue madre un día, perdiendo su pequeño, unos dicen que se lo llevó un duende malo, otros, que la bruja Griselda.

Lo cierto es que la calabaza madre penando, desde ese día va desandando, caminos van, caminos vienen, buscando niños pequeños, sin que aún su pequeña calabacita encuentre.

Ana María un día, la madre del niño Ramón, salió al bosque a buscar leña y a su pequeño dejó. Encerradito en la casa, le dijo: por nada del mundo salgas, mi amor, hay una calabaza en el bosque, que niños se lleva y jamás vuelven y yo no quiero eso, oh no.

Se fué por leña Ana María y se quedó el pequeño Ramón, siendo la curiosidad del niño, algo muy fuerte, mayor. Despacito abrió la puerta y hasta afuera se asomó, dió unos pasos hacia el bosque, oscuro estaba todo a su alrededor.

Caminó hacia lo oscuro, una voz que le llamaba, al oído el niño sintió: Ramón vente conmigo, soy tu mami, camina más lejos, que por aquí te espero yo.

El niño siguió caminando y muy adentro del bosque llegó, sintiéndose lejos de casa, en ese momento despertó.

Ya era tarde, no estaba solo, allá, muy cerca, una figura de espanto él vió. Era la calabaza madre, con una luz por dentro encendida, nuevamente lo hipnotizó.

Ramón caminó hacia ella, y en un momento sintió, unos brazos que lo halaban y le decía, No, ya no des ni un solo paso, vente mi niño Ramón.

Ana María soltó la leña y con su pequeño corrió, lo llevaba entre sus brazos y ya más nunca paró, hasta llegar a su casa donde el llanto al fin soltó.

Abrazando a su pequeño, a Dios las gracias le dió. El amor de madre fue más fuerte y a su pequeño salvó.

Dicen que la Calabaza Madre, sigue su cacería en el bosque, buscando atrapar niños tiernos que su fuerza le retoquen y le devuelvan la paz que perdió algún día, sin que aún regrese la calma a su corazón y su vida.

Historias van y vienen en estos días oscuros, encerrémonos en casa o juguemos a Trato y Truco. Pidiendo caramelos y dulces, este tiempo es más hermoso. Por aquí llego a #motherhood, inventándome esta historia para no ver el cuchillo filoso, de la querida Victoria.

#motherhood es una comunidad hermosa, de madres y padres en #hive, que poco a poco ha venido creciendo y que nos abre sus puertas cada semana para contar nuestras experiencias y compartir vivencias.

Gracias a @victoriabsb por ser la impulsora y a la bella @elizabeths14 por cada semana moderar los eventos y hacer que nos sintamos en nuestro hogar.

Si quieres participar, visita el blog de @motherhood para enterarte de los retos semanales.