
Cuando eres soltero, sólo vives para ti y no existe ese alguien que dependa de ti o por quién debas preocuparte.
Pero cuando tienes a ese alguien, mucho más allá de una pareja o relación, cuando tienes un hijo, todo cambia. Ahora debes cuidar tu vida ya que hay alguien que depende de ti.
Ya no eres solo tú, ahora el "yo", se convirtió en "somos" y cambias tanto, que puedes incluso sacrificar tu propia vida por amor a esa pequeña vida que salió de ti.

Sacrificios...
Cuando no tenía hijos, solía ser más arriesgada, podía con facilidad subir a un gran árbol, cruzar la calle sin mirar a los lados y andar sin miedo. Pero luego que tuve a mi primera bebé, todo cambió, cuido mi vida y asumo otros riesgos solo por ellos, mis hijos.
En el 2015-2016 la crisis en Venezuela, que ya había comenzado nos estaba golpeando fuerte a mi esposo y a mi. Tanto así, que a veces no teníamos el suficiente dinero para comprar comida y las cosas de las niñas.
Para este tiempo mi segunda bebé ya había nacido y tenía algunos meses. Como todo bebé necesitaba pañales, leche y su alimento. No había mucha entrada de dinero y decidí hacer 2 sacrificios.
Primer Sacrificio...
Vendí a precio de regalo, mi vestido de novia.

El vestido de novia es el sueño de toda y es tan lindo verlo y tenerlo ahí, como el recuerdo de aquel mágico momento. Casi lloro cuando se lo vi puesto a la chica que me lo compró, pero ella realmente lucia hermosa con ese vestido también.
Segundo Sacrificio...
Amo lucir mi hermosa melena, una larga, con brillo y suelta. Aquella que cuando camino, la brisa mueva.

La tenía larga y la verdad es pesada, pero la amaba sin duda alguna. Sin embargo la vendí y me cortaron el cabello a la altura de la nuca, luego de tenerlo por las caderas.

Lo vendí al igual que el vestido, para con ese dinero poder comprar alimento para mis niñas. Mi hija mayor lloraba cuando me vio volver a casa, ella dormía agarrada de mi cabello y se lo pasaba por la cara.

Me sorprende de ser mamá...
Ese amor tan grande que uno puede sentir por otro ser humano, capaz de hacer cualquier tipo de sacrificios por el o por ellos, dejando a un lado tu yo, tus gustos y tus prioridades, por que ahora tus prioridadesson otras.
El amor de una madre no tiene comparación y lo que puede ser capaz de hacer por un hijo, no tiene medida.

Hace 2 o 3 semanas volví a cortar mi cabello, no tan corto esta vez, ni para venderlo. Me motivó mi salud, la lactancia me ha hecho perder por cantidades el cabello, actualmente estoy tomando más vitaminas de lo habitual incluyendo calcio. Al cuidar de mi, también cuido de ellos.

Un día crecerá nuevamente, como aquella vez que lo vendí por amor a mis princesas.