MI FOTO FAVORITA | Relato corto [esp/eng]

about 3 years ago

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EN LAS AFUERAS DE UNA CIUDAD vivía una chica llamada Aurora. Esta joven mujer tenía una hermosa casa en el campo, una hermosa familia con los padres más cariñosos del mundo, dos hermanos mayores que la protegían y su querido perro Rufus, que la recibía siempre alegre cuando llegaba a casa.

Aurora siempre tenía los cumpleaños más envidiados del pueblo. La mejor casa, la mejor ropa, los mejores invitados, los mejores regalos, la mejor música. Esto siempre había sido así, desde que tenía memoria. Es por esto que, al acercarse sus 15 años, estaba segura que sería la mejor fiesta de su vida. Tenía todo planeado, y no había otra cosa en su mente sino esa fiesta. Pensaba en su hermoso vestido color melón, en sus hermosos zapatos a juego con el vestido y en el elegante peinado que llevaría. Pero en lo que más pensaba, era en el regalo de su padre. El padre de Aurora, llamado David, les daba los mejores regalos a sus hijos en sus cumpleaños. Cuando Aurora cumplió doce años, él le regaló su primer teléfono, el cual ella aún conservaba, y cuando sus hermanos cumplieron quince años, le regaló a cada uno de ellos su propio automóvil. Por esta razón ella aseguraba que ella tendría un regalo mejor que ese, ya que, al ser la hija menor y la única hembra, era la más consentida de la casa.

Llegó el día, y Aurora sentía que la emoción no cabía en su pecho. Estaba vestida como toda una quinceañera, con los invitados esperándola para aclamarla, con su padre esperándola para bailar el Vals, con sus “amigas” esperando ver su vestido para sentir envidia. Bajó las escaleras, mientras recibía el aplauso de los invitados y su padre la esperaba para bailar el Vals. Bailó alegremente con su padre y luego con sus hermanos, mientras pensaba que era la chica más afortunada del planeta. Estaba pasando la mejor noche de su vida, y su alegría aumentó cuando oyó a su madre decir: “Hora de abrir los regalos”.

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Aurora comenzó a abrir sus regalos y eran los típicos regalos que se le dan a una quinceañera: Ropa, Zapatos, Maquillaje, Diarios, entre otras cosas. Aurora apreciaba todos estos regalos, pero, lo que en verdad ella quería era el regalo de su padre, y estaba a punto de tenerlo. Vio a su padre acercarse con una caja mediana, y sus ojos no pudieron más que brillar. El se acercó, le dio un beso en la frente, y antes de entregarle la misteriosa caja, le dijo: “Así siempre estarás conmigo”. Aurora, con el corazón la boca, abrió la caja y se encontró con algo totalmente inesperado: ¿Un libro? ¿Un reproductor de música? ¿Un lingote de oro? No, nada de esto. Una vieja Cámara. Aurora no podía creerlo, había dado tantas vueltas a el regalo de su padre, y el solo le regaló una vieja cámara. Ni siquiera estaba segura de si funcionaba. Sintió la tristeza invadir su corazón y empezó a sentirse mareada, tenía ganas de romper a llorar, pero no podía, no enfrente de los invitados. Sintió como todo daba vueltas a su alrededor, y de repente, sus ojos comenzaron a cerrarse y se desplomó en el suelo.

Despertó al día siguiente, con su vestido de quinceañera y su cama llena con sus regalos, y en una esquina de su cama, estaba su cámara. ¿Por qué estaba allí? No quería ni verla. Decidió taparla con una sábana y bajar a desayunar. Al bajar, estaba su familia desayunando. Su madre, al verla, se levantó de la mesa y se acercó a ella.

“Aurora querida ¿estás bien?”- le dijo preocupada.

“Si mamá, estoy bien”- respondió Aurora –“¿Qué fue lo que pasó?”

“Pues, te gustó tanto el regalo de tu padre que te desmayaste de la emoción”- dijo por fin su madre.

“Claro, estoy segura que fue por eso”- respondió Aurora con sarcasmo.

“¿A que te refieres?”- interrumpió su padre.

Aurora no sabía que decir. Sabía que si decía la verdad lastimaría a su padre, pero no podía decir que le encantó, su padre se daría cuenta de que no es así y, además, ya había sido sarcástica al respecto, ya no podía ocultar nada. Entonces decidió expresarlo.

“¿De verdad creíste que me gustaría esa vieja cámara?”- expresó –“Cuando mis hermanos cumplieron quince tu les regalaste automóviles, y a mi lo único que pudiste darme fue un vejestorio que ni siquiera estoy segura de sí funciona”

Aurora había acertado. Mientras todavía estaba hablando vio correr una lágrima por el rostro de su padre, y su madre se percató de ello, por lo que procedió a interrumpirla.

“¡Aurora!”- le gritó –“¡Tu padre te dio un hermoso regalo! ¡Ya cállate de una vez por todas!”

“¡Pero Mamá!”- replicó Aurora –“¡A mis hermanos les regaló autos!”

“¡Ya basta!”- interrumpió el padre de Aurora mientras secaba sus lágrimas –“Tal vez no lo entiendas ahora, pero hay cosas más importantes que un regalo y eso pretendo enseñarte. Algún día te darás cuenta de que es lo mejor que pudiste haber recibido, así ahora estés molesta. Y por si te preguntabas, si, si funciona”

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Después de decir esto se levantó de la mesa y se retiró a su habitación. Aurora hizo lo mismo. Al llegar a su habitación, tomó la cámara y comenzó a revisarla. Se dio cuenta que efectivamente si funcionaba, y que era una de esas cámaras en las que el rollo salía al tomar la foto. De hecho, estuvo jugando un rato con la cámara y se entretuvo bastante. Tomó fotos a sus regalos, y fue cuando se dio cuenta de que no volvería a tener otra fiesta de quince años, y que el recuerdo que quería tener no era el de un regalo que la decepcionó, así que decidió aprender a amar su cámara.

Pasó el tiempo, y muchas cosas cambiaron en la vida de Aurora. Dos meses después de su fiesta de cumpleaños, su padre murió a causa de un mieloma múltiple que le había sido diagnosticado un mes antes de la fiesta de cumpleaños de su amada hija. Ella lo supo un mes después de su cumpleaños, cuando ya su padre se puso tan mal que era inútil tratar de ocultarlo. Por suerte, tuvieron algunos momentos juntos antes de que esto pasara. Salieron a comer, jugaron fútbol en el patio de su casa, y dieron paseos de padre e hija, y Aurora pudo fotografiarlo todo con su cámara, mostrando así que había comenzado a apreciar el regalo.

Una tarde, en uno de sus paseos, se tomaron una foto en frente de una hermosa fuente en el centro comercial. La foto revelaba la unidad perfecta, se podía apreciar una cálida sonrisa en ambos, la tranquilidad, el amor que sentían el uno por el otro, la seguridad de su padre al saber que su amada hija estaría bien cuidada incluso cuando el partiera. Cuando pudo revelarla, fueron todos estos factores los que convencieron a Aurora de que esa era su foto favorita.

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Casi un año después de la muerte de su padre, Aurora se estaba preparando para su cumpleaños numero dieciséis. Y se dio cuenta de que este año, no quería una fiesta, no quería nada, solo quería pasar una tarde con su padre. Tomó de su escritorio su foto favorita y comenzó a contemplarla. En ese momento solo quería ver a su padre. Una lagrima empezó a rodar por su mejilla mientras contemplaba la foto, y susurró: “Daría lo que fuera por repetir ese momento”. En ese instante, todo comenzó a dar vueltas a su alrededor y las escenas del último año comenzaron a repetirse, desde la más reciente hasta la más antigua, hasta llegar a ese momento en el centro comercial con su padre.

Sintió el flash en sus ojos y comenzó a sentirse abrumada, y el sentimiento aumentó cuando lo vio de pie junto a ella. No lo podía creer, no era posible, no podía estar pasando. ¡Era él! ¡Su padre estaba allí con ella! ¡Y acababan de tomarse su foto favorita! La voz de su padre interrumpió sus pensamientos.

“Hija ¿Por qué me miras así?”- preguntó.

“No es nada”- respondió Aurora con una lagrima sobre su mejilla - “Es solo que, tú estás aquí conmigo. Es un sueño hecho realidad”- continuó diciendo con asombro mientras le daba un abrazo a su padre.

“Ya veo que pasa aquí”- dice su padre con serenidad - “Ya descubriste el secreto de la cámara”

“No sé qué está ocurriendo”- admitió - “Solo sé que te extrañé mucho y de repente vi la foto y aparecí aquí, contigo. Es lo mejor que me pudo haber pasado”

“Ya entiendo hija”- le dijo su padre mientras le secaba las lágrimas- “La cámara que te regalé, no es una cámara común. Ha estado en la familia por muchos años, y tiene el poder de mantener unida a la familia después de que alguien parte. Te la di porque sabía que no iba a estar mucho tiempo contigo, y que esta cámara te ayudaría a estar cerca de mí. No quiero que te sientas sola nunca querida Aurora, así que ahora siempre me tendrás. Siempre estaré contigo”

Aurora no sabía que decir, estaba totalmente en shock. Ella había sido tan avara y malagradecida, y su padre le había dado el mejor regalo de todos: La oportunidad de estar con él. Abrazó a su padre en silencio y disfrutó el momento, mientras pensaba en los muchos otros momentos que quería revivir. Se sintió en paz, se sintió cuidada y protegida por su amado padre. Justo en ese momento, cuando estaba pasando el mejor día del mundo, escuchó: “Aurora, Aurora, ¿estás bien?”.

Abrió los ojos con pesadez, y se dio cuenta de que estaba tumbada en el suelo, con su familia y un montón de invitados mirándola. ¿Qué había pasado? ¿Había sido todo un sueño? ¿El último año de su vida fue en realidad una expresión de su subconsciente? Confirmó la respuesta al escuchar a su madre decir: “Querida, la quinceañera no puede dormir en una fiesta”. Acto seguido los invitados comenzaron a reír. Aún así se dio cuenta de que podía remediar todo, así que se levantó del suelo, corrió a darle un abrazo a su padre y le dijo: “Gracias Papá, me ha encantado”.

Aurora no sabía en ese momento si su padre moriría pronto, tampoco sabía si era una cámara mágica. Lo que si sabía era que estaba dando por sentado a su familia, y que eso tenía que cambiar ya. Tenía que ser agradecida y bondadosa con su familia. Después de todo, ellos la amaban, y querían lo mejor para ella. Lo material está sobrevaluado. Lo único que realmente importa, son las personas, esas personas que harán hasta lo imposible por estar para ti cuando más lo necesites, incluso si eso ameritaba regalarte una cámara mágica.

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O R I A N A
Estudiante de Comunicación Social.
Creadora de contenido digital.
Amante del arte, la música y las Ciencias Sociales.

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ON THE OUTSIDES of a city lived a girl named Aurora. This young woman had a beautiful house in the countryside, a beautiful family with the most loving parents in the world, two older brothers who protected her and her beloved dog Rufus, who always greeted her cheerfully when she came home.

Aurora always had the most envied birthdays in town. The best house, the best clothes, the best guests, the best presents, the best music. This had always been the case, for as long as she could remember. That's why, as her 15th birthday approached, she was sure it would be the best party of her life. She had everything planned, and there was nothing else on her mind but that party. She thought about her beautiful melon-colored dress, her beautiful shoes to match the dress and the elegant hairstyle she would wear. But what she thought about most, was the gift from her father. Aurora's father, named David, gave the best gifts to his children on their birthdays. When Aurora turned twelve, he gave her her first phone, which she still had, and when her siblings turned fifteen, he gave each of them their own car. For this reason she assured that she would have a better gift than that, since, being the youngest daughter and the only female, she was the most spoiled in the house.

The day arrived, and Aurora felt that her chest was bursting with excitement. She was dressed like a quinceañera, with the guests waiting to acclaim her, with her father waiting for her to dance the waltz, with her "friends" waiting to see her dress to be envious. She walked down the stairs, as she received the applause of the guests and her father waiting for her to dance the Waltz. She danced happily with her father and then with her brothers, while thinking she was the luckiest girl on the planet. She was having the best night of her life, and her joy increased when she heard her mother say, "Time to open presents."

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Aurora began to open her gifts and they were the typical gifts given to a quinceañera: Clothes, Shoes, Makeup, Diaries, among other things. Aurora appreciated all these gifts, but, what she really wanted was her father's gift, and she was about to get it. She saw her father approaching with a medium-sized box, and her eyes couldn't help but sparkle. He approached her, kissed her on the forehead, and before handing her the mysterious box, he said: "This way you will always be with me". Aurora, with her heart in her mouth, opened the box and found something totally unexpected: A book? A music player? A gold bar? No, none of this. An old camera. Aurora couldn't believe it, she had thought so much about her father's gift, and he just gave her an old camera. She wasn't even sure if it worked. She felt sadness invade her heart and she began to feel dizzy, she felt like bursting into tears, but she couldn't, not in front of the guests. She felt everything spinning around her, and suddenly, her eyes began to close and she collapsed to the floor. She woke up the next day, with her quinceañera dress and her bed filled with her gifts, and in the corner of her bed, there was her camera. Why was it there? She didn't even want to see it. She decided to cover it with a sheet and go downstairs for breakfast. When he went downstairs, his family was having breakfast. Her mother, seeing her, got up from the table and approached her.

"Aurora dear, are you all right?"- she said worriedly.

"Yes mom, I'm fine"- Aurora answered - "What happened?"

"Well, you liked your father's gift so much that you fainted from excitement"- her mother finally said.

"Sure, I'm sure that's why"- Aurora answered sarcastically.

"What do you mean?"- interrupted her father.

Aurora didn't know what to say. She knew that if she told the truth she would hurt her father, but she couldn't say that she loved it, her father would realize that she didn't and, besides, she had already been sarcastic about it, she couldn't hide anything anymore. So she decided to voice it.

"Did you really think I'd like that old camera?"- she expressed - "When my brothers turned fifteen you gave them cars, and all you could give me was an old thing that I'm not even sure works."

Aurora had guessed right. While she was still talking she saw a tear running down her father's face, and her mother noticed it, so she proceeded to interrupt her.

"Aurora!"- she shouted at her - "Your father gave you a beautiful present! Shut up once and for all!"

"But Mom!"- Aurora retorted - "He gave my brothers cars!"

"That's enough!"- interrupted Aurora's father as he wiped away her tears - "Maybe you don't understand now, but there are more important things than a gift and that's what I intend to teach you. Someday you'll realize that it's the best thing you could have received, even if you're upset now. And in case you were wondering, yes, it does work."

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After saying this he got up from the table and retired to his room. Aurora did the same. When she got to her room, she took the camera and began to check it. She realized that it did indeed work, and that it was one of those cameras in which the film came out when the picture was taken. In fact, he played with the camera for a while and was quite entertained. She took pictures of her gifts, and that's when she realized that she would never have another quinceañera again, and that the memory she wanted to have was not of a gift that disappointed her, so she decided to learn to love her camera.

Time passed, and many things changed in Aurora's life. Two months after her birthday party, her father died from multiple myeloma that had been diagnosed a month before his beloved daughter's birthday party. She found out a month after her birthday, when it was already so bad that it was useless to try to hide it. Luckily, they had a few moments together before this happened. They went out to eat, played soccer in their backyard, and took father-daughter walks, and Aurora was able to photograph it all with her camera, showing that she had begun to appreciate the gift.

One afternoon, on one of their walks, they took a picture in front of a beautiful fountain at the mall. The photo revealed the perfect unity, a warm smile on both of their faces, the tranquility, the love they felt for each other, her father's security in knowing that his beloved daughter would be well taken care of even when he was gone. When she was able to develop it, it was all these factors that convinced Aurora that this was her favorite picture.

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Almost a year after her father's death, Aurora was preparing for her sixteenth birthday. And she realized that this year, she didn't want a party, she didn't want anything, she just wanted to spend an afternoon with her father. She took her favorite picture from her desk and began to contemplate it. At that moment he just wanted to see his father. A tear began to roll down her cheek as she gazed at the photo, and she whispered, "I would give anything to repeat that moment." In that instant, everything began to spin around her and the scenes of the last year began to replay, from the most recent to the oldest, all the way to that moment in the mall with her father.

She felt the flash in her eyes and began to feel overwhelmed, and the feeling increased when she saw him standing next to her. She couldn't believe it, it wasn't possible, it couldn't be happening, it was him, her father was there with her, and they had just taken their favorite picture! Her father's voice interrupted her thoughts.

"Daughter why are you looking at me like that?"- he asked.

"It's nothing"- Aurora answered with a tear on her cheek - "It's just that, you are here with me. It's a dream come true"- she continued in awe as she gave her father a hug.

"I see what's going on here"- said her father serenely - "You've already discovered the secret of the camera".

"I don't know what's going on"- She admitted - "I just know that I missed you a lot and suddenly I saw the picture and I appeared here, with you. It's the best thing that could have happened to me."

"I get it daughter"- her father told her as he wiped away her tears- "The camera I gave you, it's not an ordinary camera. It has been in the family for many years, and it has the power to hold the family together after someone leaves. I gave it to you because I knew I wasn't going to be with you very long, and that this camera would help you stay close to me. I don't want you to ever feel alone dear Aurora, so now you will always have me. I will always be with you."

Aurora didn't know what to say, she was in total shock. She had been so greedy and ungrateful, and her father had given her the best gift of all: The chance to be with him. She hugged her father silently and enjoyed the moment, while thinking of the many other moments she wanted to relive. She felt at peace, she felt cared for and protected by her beloved father. Just then, as she was having the best day in the world, she heard, "Aurora, Aurora, are you okay?"

She opened her eyes heavily, and realized she was lying on the floor, with her family and a bunch of guests watching her. What had happened? Had it all been a dream? Was the last year of her life actually an expression of her subconscious? She confirmed the answer when she heard her mother say, "Honey, the quinceañera can't sleep at a party". Then the guests began to laugh. Still she realized that she could remedy everything, so she got up from the floor, ran to give her father a hug and said, "Thank you Dad, I loved it."

Aurora didn't know at that moment if her father would die soon, nor did she know if it was a magic camera. What she did know was that she was taking her family for granted, and that had to change now. She had to be grateful and kind to her family. After all, they loved her, and wanted the best for her. Material things are overrated. The only thing that really matters is people, those people who will go out of their way to be there for you when you need them most, even if that meant giving you a magic camera.

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