Café

Aún no sé su sabor, pero oliéndolo,
el café de tus labios me ha embriagado;
si nombras esto, aquello o en lo callado,
mi boca entre la lengua sigue oyéndolo.

Imagino un festín, ¡tu boca dándolo!
reviviendo en el día todo lo ajado,
haciendo que alguien sueñe que a tu lado
cierra los ojos porque va soñándolo.

Pienso en la suerte que le toca al viento:
trago apurado, de anochecer, lento;
hasta puede beber de madrugada.

Si me dejas, hasta morir lo bebo,
y si al amanecer la vida llevo,
vivo para beberlo en tu mirada.

Hola, amigos del Club de Poesía. Dejo mi participación en la nueva convocatoria. Gracias a @freewritehouse.