Indelebles

En el sereno de una noche estrellada, la vida tiene un color oscuro. Paso alrededor de almas caminantes, sin sentido y sin razón. No logro entenderlas, pero tampoco me molesto en hacerlo.

Las piedras bajo mis pies, las siento clavarse, lastimarme sin hacerme sangrar. La vida duele al solo escuchar.

Canciones tristes que tienen secretos, mitades dispersas y sensaciones obligadas a estar separadas de sus dueños indomables.

Aromas; café por la mañana que indica el inicio, el comienzo. Despertamos cada día, siendo el mismo una nueva vida, como un gato con sus nueve ¿o eran solo siete?

Tinta negra que circula por mi piel desteñida, marcando un patrón de líneas simétricas hasta el borde de mi muñeca izquierda, creando un aura, un halo visible que perdura en mí existir.

Entre tantas palabras; retazos de una vida cualquiera, bosquejos de experiencias no compartidas, deseos indecibles y reprimidos, donde el vivir se ha vuelto trabajo no remunerado con un bono de desgracias por cada año.

Si, no… ¿quién tiene algo que decir? Son serenos, son noches estrelladas, es blanco y es negro, es verdad y es mentira… eres tú y soy yo. Es mi vida, y es la tuya.