Escritura libre 011: Breve reflexión intrascendente sobre lo importante

Escucho a Aarktica, una banda que en realidad parece más el proyecto personal de alguien que una banda. Tal vez debí haber investigado eso antes de empezar a escribir esto, pero quien es Aarktica, o que es Aarktica no es lo importante, ya lo investigaré después. Lo importante es que acabo de rescatar de la papelera de reciclaje de mi computador un disco de él, o ellos, porque me había parecido aburrido y monótono, y ahora sirve de soundtrack para este texto.

Describir la música de Aarktica no es sencillo. Es una mezcla entre música ambiental, música experimental, y música cinemática. Pero eso tampoco es lo importante. Lo importante es que la música que deseché antes y ahora disfruto, es la misma, no cambió, el que cambió fui yo. Eso es lo importante.

Yo como reflejo, como cristal de muchas caras que según el momento se refleja distinto en una canción. Yo que puedo aburrirme escuchando algo, y horas más tarde sentarme a escribir motivado por los mismos temas que antes me parecieron insulsos y anodinos. Yo que cambio todo el tiempo, y a pesar de eso sigo siendo yo.

Y es que cuando escuché el disco la primera vez le presté toda mi atención, y con ella todas mis expectativas, todos mis deseos de lo que esperaba de él. Pero la música, como la realidad, nunca es lo que tu quieres que sea, es simplemente lo que es. Así como también la vida nunca es lo que quieres que sea, es lo que es. Y la gente nunca es lo que esperas o deseas que sea, simplemente es lo que es.

Creo que sin darnos cuenta lo contaminamos todo con nuestras expectativas, con nuestras pre-concepciones, con nuestros prejuicios. En esta ocasión fue necesario poner de nuevo el disco, ponerme a hacer otra cosa y no prestarle mucha atención para que su música lentamente me fuera envolviendo, me fuera transportado al estado de ánimo que me tiene ahora escribiendo esto.

Tal vez esa sea una de las claves de la vida: no esperar nada determinado de nada; dejar a las cosas simplemente ser, y en ese sentido poder mirarlas como son, directamente, sin cristales de por medio, sin juicios, sin etiquetas, sin sentimientos calificativos viciando nuestra percepción. Y ahí en toda su desnudez, y la nuestra, aceptarlas o no por lo que son a partir de lo que somos, y no de lo que queremos o pretendemos ser. En fin.

El disco ya casi acaba, hay una trompeta distorsionada a lo lejos, detrás de un arreglo mínimo de cuerdas, que parece despedirse, como sabiendo que es tiempo de marcharse y dejarme solo. Que es hora de que cierre las cortinas y prenda el interruptor de los sueños, unos que transportado por unas notas que previamente desprecié, tal vez le regalen a mi inconsciente revelaciones que probablemente no recuerde al despertar. Pero no importa. El disco seguirá ahí como puerta, ahora ya sin llave, a más viajes por realizar. Y eso es lo importante.

Basado en hechos reales. Cualquier diferencia con la realidad es meramente accidental.

Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.