El Circo del terror diminuto | Concurso de Fuerza-Hispana

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“Algunas veces el mal se puede ocultar tras la sonrisa de un gracioso payaso”

Composición “El circo del terror diminuto” sobre foto de Pixabay

A menudo tengo sueños recurrentes, donde estoy atado con una extraña camisa que me inmoviliza. Me encuentro solo, en un pequeño cuarto que nada más tiene el catre donde odio recostarme. No me pudo dormir, porque inmediatamente aparecen unos payasos demoníacos y diminutos que laceran mi cuerpo y atormentan mi alma, mientras lamen los rastros de sangre que voy dejando por las blancas paredes esponjosas, al correr en círculos sin que nadie escuche mis gritos de horror. Son los momentos en que quisiera que mi abuela me despertara.

Le he dado vueltas a la cabeza, buscando el origen de ese sueño repetitivo, y solo se me ocurre pensar que está relacionado con la única vista al circo que tuve hace muchos años, cuando aún la inocencia habitaba en mí.

Tenía apenas 7 años y nunca había visto un circo, pues había vivido en un poblado humilde y distante en una zona montañosa de difícil acceso, donde incluso para ir a la escuela debía descender varios kilómetros, por lo que mis padres decidieron enviarme al pueblo más cercano donde vivía mi abuela; una anciana que había perdido la vista, pero que me complacía en todo lo que con sacrificio me podía dar.

Un día llegó un circo al pueblo y todos en la escuela comentaban que ya sus padres les habían comprado sus entradas; así que, le pedí a mi abuela que en lugar de comprarme un nuevo par de zapatos –pues los que tenía estaban muy raídos– me llevara a conocer el circo.

Composición “El circo” sobre foto de Pixabay

Era un circo de enanos, donde el más alto mediría quizá un metro veinte como mucho, y se promocionaban con altavoces como “El Circo de Terry Dummond”. Presentarían una única función la noche de luna llena, por lo que nadie debía perdérsela.

Logré que mi abuela accediera a comprarme la entrada y aguardé con ansias la llegada del plenilunio. Mientras llegaba el esperado día, observaba junto a otros niños los preparativos. Movimiento de personitas de aquí para allá, animales –también enanos– reposando en sus corrales o jaulas. Los quioscos de golosinas ya habían sido instalados y en el ambiente flotaba un olor a salchichas, palomitas de maíz, algodón de azúcar y caramelo ¿Qué más podría pedir un niño?

Por fin el circo abrió sus puertas. Un par de enanos con atuendos de payaso nos dieron una efusiva bienvenida; todo era una algarabía, niños corriendo y gritando por todas partes, mientras los padres hacían largas colas para comprar golosinas y globos. Mi abuela, que no podía ver, no me soltaba el brazo para nada, así que no podía recorrer a mi gusto el lugar para conocer y descubrir, como hacían los demás niños. Entramos directo a la carpa principal hacia una de las últimas filas, las más económicas de todas, y allí permanecí sentado hasta que comenzaron los actos. Todo fue increíble, desde los actos de malabarismo, los payasos y magos, hasta los animales que eran asombrosos.

Pero, al caer la noche, cuando la luna sobre la carpa alcanzaba su máximo esplendor, se sintió un olor pestilente y el ambiente se tornó pesado. Yo comencé a sentir una especie de letargo –no sé si los demás también lo sentirían– pero mis ganas urgentes de ir al baño fueron mayores y hui de las manos de mi abuela para desahogar mi vejiga.

Camino al baño sentí que una niña o enana, que no pude distinguir, había corrido a esconderse en una pequeña carpa contigua y la seguí. No había nadie, pero me di cuenta que frente a su puerta había un letrero que decía: PASO RESTRINGIDO, SOLO LOS SOÑADORES PUEDEN ENTRAR.

Yo, que siempre vivía en las nubes, no tarde en abrir la puerta y entrar. Estaba demasiado oscuro, pero al dar un paso tanteando en la oscuridad, la puerta se cerró detrás de mí y una tenue luz violeta iluminó el espacio que estaba nublado; pero al fondo frete a una especie de agujero oscuro estaba la niña, de espaldas a mí y agachada como recogiendo algo de ese espacio vacío. Extendió su mano sin mirarme y me dijo: “toma esto… hoy no te toca a ti”.

Sin saber que hacer, extendí mi mano y al tocarla desapreció, al tiempo que sentí un fuego ardiente en mi mano y una fuerza de succión me arrastró hacia el agujero negro. Di vueltas y vueltas en el vacío, hasta que perdí el cocimiento.

Composición “La niña del agujero” sobre foto de Pixabay

Cuando desperté estaba vomitado y orinado junto a mi abuela, en la última banca del circo que ya estaba absolutamente vacío. Mi vieja me dijo: “Caramba hijo, que mal huele aquí. Creo que me quedé dormida durante toda la función. Mejor vámonos a casa”. Tomó su bastón y mi mano, y caminamos por las nocturnas calles desoladas. Sus ropas estaban teñidas de sangre y yo en silencio y confundido la seguí sin saber lo que había sucedido.

Al día siguiente, desperté con una quemadura en forma de estrella de cinco puntas en mi mano. Más tarde me enteré de que mucha gente del pueblo se había marchado (o había desaparecido) y las autoridades policiales habían cercado con cintas amarillas las carpas del circo de cuyos dueños e integrantes nunca se supo nada; se los había tragado la tierra.

Desde entonces, y sin explicación, comencé a sufrir ataques de epilepsia todas las noches de luna llena, donde perdía el conocimiento hasta por varios días, o al menos creo que es así, porque no recuerdo lo que ocurría en esos lapsos. De hecho, ahora que estoy contando esto, ya no sé ni porqué lo estoy haciendo.

No sé dónde estoy, ni qué estoy haciendo. No sé si estoy soñando o estoy despierto. No sé quiénes son ustedes, ni por qué todos visten de blanco. ¿Pueden soltarme esta camisa que me aprisiona los brazos?

Si estoy despierto permítanme salir de acá y ver a mi abuela; si estoy soñando no me devuelvan al cuarto de los duendes del circo del terror diminuto, o terminaré enloqueciendo...

¿Enloqueciendo?

¿Acaso estoy loco ya?

Imagen de Szilárd Szabó en Pixabay

--Texto de mi autoría E.Rivera--

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CONCURSO DE FUERZA-HISPANA: "EL CIRCO DEL TERROR"

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FUENTES DE IMÁGENES:
Composición: “El circo del terror diminuto”
Carpa: https://pixabay.com/es/photos/circo-carpa-de-circo-4721247/
Persona: https://pixabay.com/es/photos/personas-ira-la-sangre-desnuda-5243942/
Luna: https://pixabay.com/es/photos/la-astronom%C3%ADa-luna-cosmos-lunar-3120482/
Composición: “El circo"
https://pixabay.com/es/photos/paisaje-noche-velada-tarde-noche-78053/
Composición: “La niña del agujero”
Muñeca: https://pixabay.com/es/photos/horror-el-horror-de-la-mu%C3%B1eca-4558563/
Fondo: https://pixabay.com/es/illustrations/espiral-remolino-rojo-de-fondo-2721566/
Foto: Imagen de Szilárd Szabó en Pixabay
https://pixabay.com/es/photos/esquizofr%C3%A9nico-arte-fantas%C3%ADa-sue%C3%B1o-2934770/



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15 comments
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No esperaba nada menos perturbador y siniestro como lo que escribiste, amigo mío.
Un honor ser parte de la Hermandad a la que representas.
Espero poder representarla tan algo como tú.
Saludos.

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Una historia se un sueño aterrador. Diana de este circo diminuto. Saludos

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Saludos hermano. Gracias por la visita y comentario.

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Sin palabras...tremendo relato, Eliezer. Súuuper aterrador...y a mí que me encantan las historias así ¡me fascinó! Éxitos en el concurso, amigo. Saludos!

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Me encanta que te encante el horror y lo paranormal, hermosa @maryed. Esa es mi área favorita.
Gracias por el disfrute de la lectura y por el comentario.

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Me fascina la manera en que desarrollas tus escritos. No es por nada que eres un Kyteler, calidad asegurada.

Ahora a seguir creando contenido de este calibre porque podemos lograr muchas cosas en conjunto, en familia, en hermandad.

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Los vínculos pactados en hermandad son más fuertes que los consanguíneos.

Gracias por tus palabras hermosa @vikvitnik.

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Aunque el título es "del terror diminuto" es grande el suspenso que transmite. .Una historia muy bien lograda, felicidades.

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Excelente relato, amigo @eliezerfloyd

Me encantó esa historia, pues queda la sensación de que fue algo real y da ganas de conocer el resto.

Solo una pequeña recomendación. Es conveniente revisar la gramática. Hay por allí unos acentos faltantes y otros que no van.

Un abrazo

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