Un Viaje en Globo/ Cuento

avatar

image.png

Fuente

Pepe era una hombre bonachón y ocurrente. A pesar de su edad, tenía muchas ganas de experimentar cosas nuevas y no tenía miedo a hacerlo. Sin embargo, a veces, no todo le salía muy bien y casi siempre se metía uno que otro aprieto.

Vivía en un pueblo muy bonito. Muy bien cuidado. Sus calles eran muy coloridas y adornadas con muchas flores. Todo era tranquilo y la vida transcurría en paz.

Todas la mañanas, Pepe salía a pasear y saludaba a todos sus vecinos, quienes siempre se preguntaban qué idea loca estará maquinando este señor ahora, pues resulta que nuestro personaje era conocido por sus grandes hazañas.

Una vez decidió viajar en globo, siempre había querido saber cómo se sentía montarse en uno, aunque eso significara perder su miedo a las alturas, pero su sed de aventura era más grande que su miedo.

Éste planeó todo y junto a su amigo el Sr. Fernández comenzó a poner manos a la obra para emprender su viaje. El Sr. Fernández era un hombre muy risueño, simpático y siempre presto a colaborarle en lo que fuera a su amigo.

Juntos se fueron buscar su globo. En las afueras del pueblo, había un señor que tenía unos cuantos globos, nadie sabía para qu´´e los tenía, pero lo tenía.

Cuando llegaron al lugar, el Dueño les preguntó si tenían experiencia. El Sr. Fernández, rápidamente, dijo

-No, señor.

Pero, Pepe lo interrumpió:

-Eeeh, pues vea, mi estimado amigo, aquí mi amigo no tiene experiencia, pero yo sí tengo. Aquí tiene el dinero del alquiler.

El Dueño lo observó fijamente y, sin más reparo, tomó el dinero y los llevó hasta su globo. Éste les dice:

-Tienen 5 días para volver y el globo debe estar en perfecto estado ¿Me entiende? En perfecto estado. Dijo, con mucho énfasis en ésto.

Pepe le contestó:

-¡No se preocupe, No se preocupe!

Él dueño se alejó y ellos quedaron allí admirando su globo como quien contempla un gran hallazgo. Los dos hombres conversaron de las aventuras que se venían y de los tesoros que podían encontrar (El Sr. Fernández siempre quería encontrar un tesoro).

-¡A descansar! Mañana saldremos temprano, mi estimado amigo. No olvide empacar todo.

Pepe no era muy bueno para preparar maletas. Él era bueno para planear todo, lo demás prefería dejárselo a Pepe.

Llegó el gran día, Pepe caminaba de un lado para el otro, impaciente. Se preguntaba por qué no llegaba el Pepe. De pronto, observa que viene apresurado y desesperado su amigo y le dice

-Pero, Sr. Fernández que me tiene usted dando vueltas en círculos.

-Es que tuve algunos contratiempos para guardar las cosas, Pepe, respondió, el Sr. Fernández.

-¿Empacó todo, Sr Fernández?

-¡Sí, Pepe,todo!

Juntos comenzaron a subir todo y cuando terminaron se apresuraron a poner en marcha el globo, pero pronto notaron que no subía.

.¿Por qué no sube?

-¡No tengo idea, Pepe! Contestó mientras se comía una jugosa manzana.

Mientras todo ésto sucedía, el Dueño del globo los observaba preocupado y confundido, porque desde allí podía ver cómo el globo apenas se levantaba y rozaba un poco con la tierra.

-¡Sr. Fernández, revise por qué no volamos! Exclamo, Pepe.

-¡Voy, voy, voy! respondió, Pepe.

Después de un rato, éste le dice:

-No veo nada extraño. Todo bien por aquí.

De pronto, Pepe voltea y ve todo el equipaje e intrigado le dice al Sr. Fernández:

-Oye ¿Qué trajiste en el equipaje?:

-Pues, lo más necesario, dijo con mucha normalidad, un horno, un payaso, un circo por si nos aburríamos, una despensa, una lámpara, es que me da miedo la oscuridad, un carro de pila... ah sí, comida, algo de agua y otras cosillas para celebrar por todo lo alto nuestra aventura, Pepe... También una casa.

-¿Una casa? Pero ¿Cómo hizo para meterla en una maleta? Pensó Pepe.

Pepe sentía como, poco a poco, su cara se ponía roja y se apresuró a pelear con su amigo y, mientras lo hacía, le ordenó deshacerse de todo lo innecesario. Éste, aún sin entender la molestia de Pepe, comenzó a tirar todo lo que pudo y sin darse cuenta el globo comenzó a elevarse un poco.

El globo avanzaba a tropiezos, chocó con todo. Los amigos rodaban por todo el globo y cuando se dieron cuenta fueron a parar por un barranco y con un globo dañado.

Desde arriba, se escuchó una voz muy enojada que gritaba:

-Pero ¿qué han hecho, par de tontos? ¡Destruyeron mi globo!

Mientras, tanto el pobre el Sr Fernández y pepe trataban de sobreponerse a lo sucedido.

Menudo lío en el que se metieron esta vez nuestros queridos aventureros.

Fin



0
0
0.000
0 comments