Relato: En otro mundo

Martha tuvo que pellizcarse dos veces para darse cuenta de que aquello no era producto de un mal sueño o del parálisis de sueño que algunas veces padecía, o de un profundo ataque de ansiedad.

Hace un momento estaba en su hamaca, profundamente dormida; de repente, en medio de los sueños, escuchó unas voces extrañas, como si estuvieran recitando algo. No era la primera vez que las escuchaba, y estaba segura de que despertaría de forma abrupta, siendo esto el único modo de entrar en alerta.

Sin embargo, ese no fue el caso. Esa vez, aquella gente de vestiduras extrañas que la contemplaban con curiosidad había ganado la partida.

Miró para todos lados, asustada. Esto es un sueño. Es solo un sueño, pensó en reiteradas ocasiones mientras retrocedía, aterrorizada, a medida que una persona de ropas extravagantes se le acercaba. Hablaba en una lengua extraña, pero por su tono parecía decirle que no tuviera miedo.

Optando entonces por permanecer quieta, le preguntó quién era y cómo ella había llegado ahí, a esa habitación levemente iluminada por la luz de la luna. La persona, una mujer, extendió su mano; en ella había una especie de objeto extraño. Mediante señas, invitó a Martha a que se lo pusiera en el oído. Ésta obedeció.

"¿Quiénes son ustedes y por qué me trajeron aquí?", fue lo primero que preguntó Martha al ponerse el aparato.

La mujer, llevándose una mano al corazón (si es que lo tenía ahí), le dijo: "Me llamo Doniazade. Soy una archimaga".

Martha, mirándole con curiosidad, replicó: "¿Archimaga? ¿O sea que estoy aquí mediante magia?"

La aludida asintió y añadió: "Fuiste convocada aquí gracias al hechizo de teletransportación. Finalmente".

"¿Cómo que finalmente? ¿O sea que ustedes intentaban traerme aquí antes?"

"Sí".

"¿Por qué?"

"Ven conmigo, pequeña. Te lo explicaré en el camino".

Martha se levantó y, poniéndose al lado de la archimaga, empezaron a caminar por los amplios pasillos que se presentaban ante ellas. Mirando con atención a su alrededor, notó que se encontraba en una especie de palacio sacado de un libro de La Mil y Una Noches. Se imaginó que de día podría ser un lugar precioso.

Si es que en Plutón amaneciera.

Fuente de la imagen: Wikipedia