Los venezolanos somos muy diversos a la hora de comer. ¿A quien no le gusta tener en su mesa en el desayuno, una rica arepa bien sea asada (para los saludables) o frita con un huequito en el centro, así bien tostadita? (para los no tan saludables pero que les gustan las cosas sabrosas en cuanto a la comida).

Nos gustan las hallacas, el pabellón, y, por supuesto las ricas y bendecidas empanadas, de esas que lloran aceite como dice un buen amigo mío.

La empanada es un manjar que a todos nos encanta. Están hechas de harina de maíz precocida, con un relleno que varía según el gusto y la invención del que las prepara.

Las hay rellenas con queso blanco o amarillo (las más simples de todas), a quien no le encantan cuando al abrirlas sale el humito y el queso derretido se despliega en la boca del comensal. También de carne molida con papas (una de mis favoritas), carne mechada, pabellón, cazón, por hablar de las más populares.

Sin embargo, existen muchas combinaciones, miles en realidad, para el gusto de cada quien.

Hablar de comida siempre es delicioso. No soy una persona de realizar muchas recetas exquisitas, pero lo cotidiano siempre me gusta hacerlo con el cariño que me caracteriza al realizar las cosas.

Una de esas comidas que me gusta compartir con mi hijo, son las Benditas Empanadas, sencillas eso si, pero es siempre bonito poder compartir el momento con nuestros seres queridos.

Realizar una empanada es lo más fácil del mundo. Solo tienes que tener la mágica Harina PAN, emblema venezolano, sal, aceite para freir, relleno (que en mi caso fué queso blanco rallado), y un plástico para poner la masa y aplastarla.

Se amasa la harina con sal, se hacen bolitas del tamaño que vas a querer para tu empanada, la aplastas encima de un plástico en forma redonda, le pones el relleno.

Haces el doblez, sellas las orillas y listas para el sartén donde el aceitico caliente espera a sus amadas para dorarlas y hacerlas el manjar de muchos.

Las preparé y me quedaron deliciosas, aunque no suelo hacerlas frecuentemente, sí por lo menos una vez a la semana, por aquello de que, el colesterol engorda y también mata cuando lo ingerimos en exceso, pero igual, es una delicia.

¿Qué cosas, no?. Una empanada siempre será deliciosa, eso sí, en el momento en que te la comas, hazlo sin remordimiento alguno, piensa que ese es un momento para disfrutar, ya mañana retoma lo saludable pues, un pecadito de vez en cuando a nadie ha matado.