Un capítulo cerrado del 2020

Ayer recibí la noticia más desagradable del inicio del año 2021, más que desagradable, creo que me hizo darme cuenta de una vez por toda, algo que me negaba aceptar en el 2020, con la esperanza de que hubiese un cambio, un cambio que jamás ocurrió, entrelazados de promesas y promesas.

Las vivencias de la vida hay veces vienen las sorpresas con tanta fuerza, que nos golpean en el momento inesperado, cuando uno quisiera tener paz, tranquilidad y un equilibrio que te devuelva la armonía de tu ser.
Pero así es la vida, sin libretos definidos, sin una patrón establecido, la vida se vive viendo se adquiere experiencia para estar alerta ante los hechos.

Los destellos de luz entraron en mi corazón, lo zarandearon con fuerza motriz gigantesca, se estremeció tanto de la sorpresa, haciendo una combustión inesperada de sobresaltos, ahogamiento, presión, sentía mi corazón contradecirse, disputarse aquella idea, fue un torbellino retardado, una forma a callada donde debió intervenir la razón con sutileza, ante la delicadeza de mi estado, como que hubiese pasado un tornado en su mayor categoría, devastando todo a su paso, sumergirme en diferentes porque, que no entendí, ni entiendo, pero que no me quedo de otra, entrar en sereno, agarrar aliento, tomar cada nota que me dictaba la conciencia, tomarme todo con la absoluta calma, entendiendo que Dios sabe el por qué de las cosas, que pasan para dejarnos un aprendizaje, acompañado de un cambio positivo para nuestras vidas y allí entendí, que lo que pasa, es lo mejor que nos puede suceder a nuestras vidas, y que Dios nos quita cosas que nos hacen daño, para poner cosas mejores y grandes que merecemos.

No les niego, que me siento todavía dolida, pero en una completa calma, tranquilidad, ahora puedo decir me libere de esa tormenta, acepte todo con los brazos abiertos, no me negué a lo sucedido, no, ya no hacemos nada con cegarnos, dejar aún lado lo que nos sucede, decidí pasar la página, cerrar esa historia con desenlace de la mejor forma, entendí que la madurez empieza cuando entendemos las cosas tal cual, sin tabú, sin límites, conscientes y con la mente dispuesta siempre a escuchar en la base del respeto, tolerancia y paz.

Hoy empecé mi nueva página, con buenas vibras, con buen optimismo y positivismo... Mi autoestima no se verá golpeada por algo que a la final de cuenta no vale la pena, entendí a darle el lugar a otros que piden, y a respetar mi lugar, espacio y tiempo en el transitar de esta vida por los caminos de Dios.

Se que me ha tocado duro, difícil y hasta fuerte, pero que puedo hacer algo que no depende de mi, quizás he tenido mala suerte o no he sabido ver las respuestas en mis narices.
Mis radares me fallaron, les falta madurar, quizás, pero lo seguro, es que no me detendré en mi vuelo seguiré caminando, seguiré en batalla e impulsando mi vuelo aunque hayan vientos en contra. Entendí que soy guerrera de luz, que mi destino es seguir siendo una mejor persona, aprender de lo hermoso de la vida, amar y ser amada...