Kaue el guerrero (Cuento infantil)

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Llega a lo más alto y piensa.

Si se lanza desde esa altura le ahorra al puma el tener que matarle porque el golpe lo matará.

Mientras tanto el puma, en el primer cruce de ramas, se ha acostado en posición contemplativa mirando el paisaje.

Tras unos minutos Kaue mete su mano al morral y saca una cuerda, no tan larga para la altura, pero que le puede servir para amortiguar el golpe.

La amarra a un ramo semi flácido para que su peso lo baje y le gane unos centímetros y espera que el puma se distraiga.

Se lanza hacia el lado contrario al camino.

Un vértigo le corre por el estómago y su miedo se hace mayor mientras va cayendo asiendo con sus manos fuertemente la soga.

Cuando nota que ya no baja más se deja caer viendo como el piso se le acerca raudamente.

Desde lo alto del árbol Kaue ha logrado ver la dirección hacia donde se encuentra la aldea.

El golpe y el grito de dolor del niño sacan de sus contemplaciones al animal.

Un golpe fuerte en la espalda producto de la caída provoca que unas lágrimas rueden por la mejilla del guerrero que en una demostración de estoicismo y presa aun del temor, de inmediato emprende la carrera en dirección al pueblo ganando unos metros a su perseguidor quien al darse cuenta de la treta se lanza del árbol en dirección al camino.

Un atajo por dentro de unas rocas logra que pueda prepararse para su próximo ataque.

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El olfato y su instinto de cazador van guiando al Puma hacia dónde está Kaue.

Pero este, superando el cansancio y con el temple de un guerrero experimentado, le espera con su arco armado con una flecha que surca el aire y va a enterrase en una de las patas delanteras.

-Ayyyyyyyy.

Una segunda, apuntada a la cabeza, para rematarle, es esquivada, a pesar del dolor, y se pierde en la jungla.

Recuerda el joven que hace tiempo fue colocada una trampa cerca de la colina para el puma, que consta de un gran hueco, muy profundo, disimulado y recubierto de ramas por árboles.

Se dirige hasta allá y saca un filoso puñal como ultimo recurso en caso de urgencia, aunque sabe que en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con el animal no tiene chance de vencer.

El puma rompe la flecha con su boca y camina cojeando hacia el niño.

Este con sumo cuidado camina de espaldas hacia la colina.

-Hasta aquí has llegado.

-Si te acercas te encajo este puñal.

-¡Qué miedo!

Sigue su paso para no levantar sospecha y bordea el hoyo, aliviado de que el felino debido a su herida no podrá saltarle encima.

-Hasta aquí te ha llegado el juego tonto, sigues en mis dominios.

El felino sabe que al final del camino se encuentra una gran roca que impedirá que su contrincante huya, el único camino de regreso es por donde viene.

No contesta y sigue retrocediendo hasta que se topa con la roca.

-Fin del camino, hagan sus apuestas, ¿En cuánto tiempo me lo comeré?

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-No te atreverás a acercarte.

-¿Noooo?., Jajjaa.

-Tienes miedo, por eso le huyes a los guerreros de mi tribu, nunca te has enfrentado a ellos porque eres un cobarde.

-El que tiene miedo eres tú, no ves como sudas.

-Prefiero morir peleando que escondiéndome, aun no has ganado, tengo este puñal que te encajaré si te acercas más.

Sigue avanzando con la seguridad que no habrá mas escaramuzas porque está encerrado.

Y la confianza nuevamente lo engaña.

El ruido de las ramas al romperse es lo ultimo que escucha antes de caer en el hoyo.

En golpe contra el piso le deja sin sentido.

Desde arriba Kaue le grita.

-Eso es para que aprendas a no desafiar a Kaue el Guerrero.

 
 

Todos los dibujos fueron hechos para el cuento. Esto es un extracto del mismo.



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