Consumismo y Sociedad (Reflexión)

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Si hacemos un análisis rápido y preciso de las necesidades básicas del ser humano sin dudas tenemos que enumerarlas de la siguiente manera, alimentación, vestimenta y techo.

La primera como forma única de mantener el cuerpo funcionando en óptimas condiciones y generando la salud necesaria para la supervivencia, la segunda y tercera como manera de guarecerse de las inclemencias del medio donde habita.

Sin embargo el carácter inventor como producto del desarrollo cerebral y el raciocinio que lo diferencia de los demás animales provoca que el ser humano vaya sumando necesidades superfluas y a veces triviales a su paso por el mundo y es allí donde consigue toparse con las 2 vertientes principales que lo acompañarán por los siglos, la ciencia y la teología.

Sin dudas se hacía necesario tener explicación a todo lo que le rodeaba y estos 2 caminos son los que mejor le calzaban a esas preguntas, por lo que a medida que fue descubriendo nuevas cosas y desarrollando nuevos inventos que fueron haciéndose también necesarios, logró un avance sustancial en su modus vivendi y fue sumando necesidades a su vida diaria, necesidades que en realidad en su mayoría son superficiales y muchas veces impuestas por la sociedad de consumo a la cual pertenece.

Ya una vez lo dijo Henry Ford en una entrevista: “La necesidad no existe, la inventamos para nuestro propósito”. Y es una verdad cruel y cruda pero que engloba las bases de la manera de ser y pensar actual de la casi totalidad de los individuos.

No es menos cierto que los adelantos tecnológicos han logrado hacernos la vida mas fácil, que nos han llevado a la posición de descubridores y colonizadores y que nos brindan a diario un sin fin de comodidades y de distracciones que de resto no las tendríamos pero tampoco es falso que la extrema comercialización y la explosión de las maneras de hacernos llegar estas cosas ha provocado un shock social de incalculable consecuencias que nos coloca casi siempre como consumistas zombicos de lo que nos hacen llegar como parte de la necesidad futura y del mantenimiento de un status social.

Esto cada día convierte más al hombre en un ser robotizado y automatizado que va perdiendo conciencia de la parte humana de la sociedad y se va internando en el facilísimo que le produce los adelantos científicos, dejando a un lado en muchos casos los valores morales y reales de la especie que son desplazados por la sed de conseguir pequeños trozos de colocación socioeconómicas que lo sitúen en una posición descollante de su grupo.

Van siendo sustituidos entonces el esfuerzo corporal, el ingenio artístico, la educación y hasta el papel familiar por sistemas autómatas que producen facilísimo y crean un supuesto mejor y mas rápido acceso a lo que nos hace falta, llevándonos hacia niveles de aceptación tan ridículos que nos transforma en títeres de quienes provocan estos cambios.

Porque si no es menos cierto que el hombre es quien propicia estos inventos, tampoco es falso que quienes manejan estos son un pequeño grupo de personas que por medio del poder económico han ido creando un mundo a la medida de sus bolsillos, cambiando conciencias por dinero e ideales por posiciones sociales valiéndose para eso de la política, la religión, el comercio y la educación.


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Es un juego de consecuencias ilimitadas al que nos sumamos día a día sin ni siquiera darnos cuenta ya que se encuentra profundizado en la raíz mas profunda de la humanidad a través de siglos enteros y del que debemos sacar provecho para depurarlo a la conveniencia de las mayorías para lograr el equilibrio perfecto entre lo que es necesidad y consumismo.

Comenzando por la educación moral de nuestros hijos, por la creación de una educación que se base en principios humanos por sobre los científicos, que explote la racionalidad como parte de la inteligencia natural, que se sustente en la idea de que a mayor esfuerzo mejores beneficios y retribuciones y aunque esto suene arcaico se pueden lograr avances tecnológicos poniendo de antemano la calidad humana a esos proyectos antes que la científica. Debemos exprimir la visión artística de cada uno de los niños ya que por medio de esta vía logramos una limpieza espiritual que les servirá como arma a la indolencia y le llevara a caminos más sensibles a la hora de la confrontación con nuevos ideales.

Debemos por todos los medios culturizar a la sociedad para que no sea manipulada por quienes a base de conveniencia le van creando un cerco asolador a sus necesidades reales, para de esa manera canjearle promesas por servilismo y terminar siendo manipulados.

Si equilibramos la relación necesidades básicas + educación + valores morales + cultura + visión artística + sensibilidad, estos nos dará como resultado una sociedad difícil de engañar e imposible de convertir en consumista innata.



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