Elementalidades sobre pragmática del cuento: el caso del microrrelato (II)

avatar
(Edited)


Continúo la pequeña serie que inicié como modesta contribución teórico-crítica acerca de la visión pragmática del cuento.


Fuente


El cuento y sus implicaciones

El cuento, como artefacto ("objeto construido con una cierta técnica para un determinado fin", según el DRAE *) narrativo, presenta una serie de características que lo definen tradicionalmente, entre las cuales resaltan unas que constituyen su carácter pragmático. El crítico Carlos Pacheco elaboró una síntesis de las categorías del cuento por las que nos orientaremos: narratividad, ficcionalidad, extensión breve, unicidad de concepción y recepción, intensidad de efecto, economía, condensación y rigor.

Las dos primeras son indesligables en el cuento, pues se narra una(s) acción(es) desde la ficción; sin esta unión estaríamos ante cualquier otra expresión narrativa, no necesariamente literaria (aunque es conocida la noción de "literatura de no-ficción"). Ya en esta parte podemos identificar el elemento pragmático: se prevé convencionalmente una situación en el receptor de aceptación del carácter ficticio de la narración. Lo dicho por María Escandell es muy esclarecedor: “el autor, con sus diferentes fingimientos (…), no pretende engañar al lector. La obra no está construida para que alguien la crea verdadera en todos sus aspectos. El lector lo sabe y lo acepta”.

Sostiene Violeta Rojo que la tercera categoría, la brevedad, genera directamente la intensidad del efecto, la economía, la condensación y el rigor, e indirectamente la unidad de concepción y recepción. La brevedad, la característica más evidente del cuento, reconocida así por creadores y teóricos, supone que las historias sean contadas concisa y condensadamente, lo que implica un manejo riguroso del lenguaje y de las formas en el nivel de la producción. La economía y la condensación exigen la elipsis, es decir, lo entredicho, lo supuesto, lo no dicho.


Fuente](https://mundosdeleyendas.com/herramientas-narrativas/tipos-narrador-voz-narrativa/)


Tal conjunto interconectado de rasgos nos sitúa en la relación con el destinatario. Para el trabajo del autor empírico (entiéndase como persona física con nombre y apellido reales), requiere la activación de unas estrategias discursivas que hagan posible la cooperación interpretativa con la preparación de una competencia lectora determinada. En sus estrategias el texto debe propiciar o generar esa recepción, tal como indicamos en el post anterior. Como declara Violeta Rojo: “Una historia en la que la anécdota está narrada de una manera sintética, en la que no sobra ni una palabra, ni una acción, posee anécdota comprimida. Esta comprensión supone que hay datos que no se proporcionan, sino que simplemente se sugieren y corresponde al lector decodificarlos y desarrollarlos”. El lector previsto en el texto debe ser capaz de realizar esta cooperación interpretativa.

Lo anterior, como ya hemos sugerido, está íntimamente vinculado con la llamada unidad de concepción y recepción, y con la categoría central de la intensidad de efecto (en palabras de Edgar Allan Poe: “totalidad o unidad de efecto”). La condensación llevaría al autor a “lanzar” -como dice Violeta Rojo- la historia de un golpe. Barrera Linares habla, retomando a Edmundo Valadés, de un “golpe final”. Este efecto, que el autor logra mediante mecanismos estilísticos y estructurales, es decir, estrategias textuales determinadas, va construyendo un lector en el texto, que, según Umberto Eco, en “condiciones de felicidad”, ha de corresponder con el lector empírico, en el sentido de que éste será afectado por estas.

Sin embargo, la denominada unidad de efecto no debemos concebirla sólo como un final sorprendente y deslumbrante; también creemos que pueden entrar en esa concepción, cuentos que no necesariamente se concentran en la anécdota y en su sorpresivo desenlace. Nos preguntamos: ¿no poseen igualmente ‘unidad de efecto’ aquellos cuentos que buscan establecer un clima, un tono…? Nos parece que esta estrategia textual prevé, del mismo modo, una totalidad de efecto, sólo que no terminal. Genera una hipótesis lectora que se construye con un ritmo más pausado e interiorizado, pero que, finalmente, logra una tensión - diluida, oculta- que alcanzará un efecto, si la estrategia discursiva está lograda.


Continúa…

Referencias

Barrera L., Luis (1994). “La narración mínima como estrategia pedagógica máxima”, en: Estudios de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de la Lengua Materna. Caracas: ASOVELE.
Eco, Umberto (1986). Lector in fabula. La cooperación interpretativa en el texto narrativo. España: Edit. Lumen.
Escandell V., María V. (1993). Introducción a la pragmática. España: Anthropos / Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Pacheco, Carlos y Barrera L., Luis (comp.) (1993). Del cuento y sus alrededores. Caracas: Monte Ávila Latinoamericana.
Rojo, Violeta (1996). Breve manual para reconocer minicuentos. Caracas: Fundarte.
Sobre el concepto de artefacto artístico, ver: 1 y 2.


Gracias por su atención.

discord



0
0
0.000