Con frecuencia me preguntan por qué sonrío tanto o cómo es posible que tenga tanta energía, luego tantos años pensándolo y revisar mis aprendizajes, creo que mi punto de partida fue a los 7 años cuando me integré al grupo de danza de mi colegio.

Yo recuerdo esa época y se me ilumina instantáneamente el rostro. La danza siempre ha sido mi escape de la monotonía, bailar es mi terapia favorita y una de las mejores formas para conectar con mi cuerpo.

Guardo en mi mente un par de frases de mi profesora de danza y que siento han influido muchísimo en mi forma de actuar, aún sin darme cuenta de ello.

1.Sonrían, sonrían mucho, el público tiene que notar que ustedes están disfrutando el baile, para ellos también disfrutarlo. ✨

Recuerdo cuando inicié, mi hermano bromeaba con que mi sonrisa lucía falsa, ¡era cierto! En mis primeros pasos me dejaba llevar por la concentración de no olvidar la coreografía y expresaba seriedad, pero siempre estaba la profe señalando la sonrisa e instantáneamente tocaba sonreír. Con la práctica fue mejorando mi memoria, concentración y los disfrutaba al mil por ciento ¡Caray! ¡¿Cómo no iba a sonreír?! Amaba cada segundo de esos tres minutos en el escenario, y al finalizar, recibir esa ola de aplausos me llenaba el corazón de alegría y satisfacción.

Luego de los dos primeros años, más bien me preguntaban como hacía para mantener la sonrisa durante todo el baile y terminé adoptándola como estilo de vida, realmente disfrutando cada momento de mis días.

2.Háganlo con energía y fuerza, de lo contario van a la última fila. ✨

Durante las prácticas esta frase era súper frecuente, acompañada de “Como lo hacen aquí en la práctica, lo harán el día de la presentación”. Estar en las primeras filas dirigiendo era demasiado genial, añadía más responsabilidad a la participación y podías observar mejor al público, cosa que disfrutaba mucho.

Estar en la última fila no es lo peor del mundo, hay momentos en la vida en los cuales me gusta no estar en las primeras filas, de igual manera contribuyendo con alguna actividad, aunque el toque personal que puedo brindar a través de la expresión de mis talentos puede convertir cosas ordinarias en extraordinarias, que de forma espontánea pasan a relucir.

Esas considero que son mis creencias iniciales en torno a mi entusiasmo por desempeñar cada actividad con la mejor actitud. Con la madurez he ido construyendo nuevas bases para mantener mi alegría y poder seguir compartiéndola. Me resuena la frase atribuida Maria Teresa de Calcuta: “Que nadie se acerque a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”.

Si tienen niños, integrarlos en grupos de danza es una excelente forma de cultivar el trabajo en equipo, disciplina, manejo del pánico escénico y estimular el desarrollo de la memoria, coordinación y motricidad. Desde mi experiencia, ¡lo recomiendo! ❤️