Entre risas, gritos y llantos || Esto es lo que debes saber de las emociones
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Carcajadas o lágrimas, gritos o ceños fruncidos, las emociones pueden manifestarse del mil maneras diferentes. Lo que nos rodea o con lo que interactuamos será un desencadenante seguro para expresar nuestros sentimientos. Tal vez en el trabajo, por ejemplo, debamos hacer un informe larguísimo sobre nuestra área de trabajo, y eso nos haga sentir mal, entonces, surgirá una emoción que se relacionará con lo que sentimos en ese preciso momento, y no faltará mucho para expresarnos con toda la ira del mundo.
Imagina que tu jefe te disminuya el sueldo y además te aumente las horas de trabajo, ¿Cómo te haría sentir eso? ¿Sonreirías y brincarías de la alegría? ¿O usarías unas buenas palabrotas para mandar a tu jefe al demonio? ¿Te quedarías en silencio y adoptarías una actitud sumisa? Yo me fuera por la tercera opción porque soy más de tragarme “las emociones” LOL. En cambio, hay otras personas que no se aguantan nada y reaccionan como una bomba atómica que destruye todo a su paso. Está bien defenderse y protestar ante las situaciones injustas, pero ¿Qué hay con las malas emociones? ¿Está bien convertir al pobre jefe en un saco de boxeo solo porque nos quitó unos buenos centavos?
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Las emociones malas son como una serpiente, es decir: seductoras y demasiado venenosas. Es fácil caer en ellas porque aparentan ser “la mejor solución para un problema aparente”. A veces dejarse llevar por una emoción, sobre todo las negativas, puede ser un poco perjudicial. Hablamos de “emociones negativas” cuando nos referimos a la tristeza, a la rabia, al miedo y en algunos casos al asco. No es que sean del todo malas, porque en algún instante la experimentamos, el problema es nos controlen hasta el punto de dominarnos. Mucha tristeza, por ejemplo, conlleva a la depresión emocional, y eso sí que es un grave problema.
Cada vez que hablo de emociones recuerdo la película de Disney Pixar llamada “Intensamente”, ¿La han visto? En esa historia conocimos la historia de una pequeña niña cuya mente era manejada por 5 personitas que representaban las emociones: una chica amarilla de pelo azul llamada “alegría”, otra gordita de cabello azul llamada “tristeza”, un delgadito llamado “miedo”, un bajito malhumorado llamado rabia y una chica algo verde llamada “asco”. El largometraje animado envía un mensaje muy bonito, el cual nos invita a tener un “equilibrio entre las emociones”, pues todas son importantes, no obstante cuando una se superpone sobre la otra ocurre un caos sin precedentes.
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Mantener ese equilibrio entre nuestras emociones es muy difícil, pues normalmente cuando se desencadena algún sentimiento o sensación, responderemos de forma inmediata y casi sin medir las consecuencias. A diferencia de esas personitas que controlaban la mente de Riley en la película de Disney, a nosotros nos toca la difícil tarea de equilibrar nuestras emociones sin algún intermediario interno de por medio. A todo ese proceso de “autocontrol” se le conoce como “Inteligencia emocional”, y no es más que reconocer y controlar esos sentimientos que desencadenan en alguna emoción en específico.
Este “detonante” será el que defina nuestra respuesta a esa emoción que brota desde nuestros sentidos, y que dependen del individuo. No es lo mismo que un estudiante “responsable” reaccione a una baja calificación como quizás un estudiante holgazán lo haga. Ambos sentirán emociones distintas, tal vez el estudioso sienta ira, vergüenza y miedo, mientras que al bravucón le valga un bledo. Sin duda, le daremos valor a una determinada situación dependiendo de nuestro punto de vista y la importancia que le demos a algún hecho en específico.
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La capacidad de reacción se reflejará en gestos faciales, corporales o silenciosos. ¿Cuáles son los más recurrentes? Son muchísimos, pero yo siempre pongo el ejemplo del lanzamiento de objetos. Es decir, te enteras de que tu novio o novia no te regaló nada para tu cumpleaños y empiezas a arrojar cuanto objeto esté cerca de ti, obviamente trasmitiendo tu rabia para que todos sepan que la furia se apoderó de tu cuerpo. Otros prefieren tragarse la rabia –como yo- y matizarla con otra emoción, y sí ¡Hablo de la tristeza con lágrimas incluidas!
Las emociones se matizan de múltiples maneras, la idea es controlar aquellas que sean negativas y mantener un equilibro armónico entre éstas y las emociones positivas. A mí me gusta apelar a las buenas reacciones ante una situación que pueda generar una mala emoción Siempre es mejor tragarse ese volcán que al hacer erupción puede hacer daño, mucho daño a otras personas, porque sí, a veces nuestras emociones traspasan la barrera de nuestro cuerpo y afectan nuestro entorno. Para materializar esto de las “reacciones positivas y negativas” ante una emoción, he elaborado un pequeño ejemplo algo divertido, acá se los muestro:
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Reacciones típicas ante emociones:
| Situación | Emoción | Reacción negativa | Reacción positiva |
|---|---|---|---|
| Te deja tu novia | Tristeza | Te deprimes y comes helado por el resto de tu vida | La olvidas y vives soltero pero feliz. |
| Tu jefe te despide | Rabia | Pateas a tu jefe y maldices hasta su perrito | Suspiras, te calmas, vas por un café, procesas la información, lo aceptas y continúas luchando. |
| Eres víctima de un atraco | Miedo | Te encierras en tu casa y juras nunca más volver a salir a la calle. | Tienes miedo, pero decides enfrentarlo. Vas una terapia o simplemente lo haces con tu fuerza de voluntad. |
| No te agrada una persona | Asco | Injurias a esa persona que te es repulsiva y la haces sentir mal con tus palabras | No te cae él o ella, pero sacas el “asco” del repertorio de sentimientos contra esa persona. |
Estos son solo algunos ejemplos claro, pues como lo dije antes, las emociones pueden matizarse de múltiples formas. Lo importante es que sepas controlarlas y equilibrarlas. Alegrías, tristeza, ira, miedo y asco forman parte de ese arcoíris que nubla nuestra mente de alguna emoción determinada, algunos tendrán más disposición a seguir las positivas, otros la negativas, pero en resumen de cuentas no podemos escapar de ellas, pues son parte de nuestra humanidad. Simplemente, no dejes que controlen demasiado.
