Rompe el círculo vicioso de la queja
Estimado lector:
Con el aislamiento social por las medidas sanitarias es probable que no hayas tenido la oportunidad de interactuar personalmente con un familiar, amigo o compañero de trabajo que te ha tomado de dispositivo de almacenamiento para dejar sus quejas y lamentos a causa de cualquier cantidad de situaciones que experimenta en su vida. Con el avance tecnológico y la era digital es posible que tengas algún chat abrumador donde alguien te confundió con un banco de quejas. ¿Cuántas quejas has recibido hoy, pocas o muchas? Es un trastorno psicosocial que se ha instalado como parte paquete de aplicaciones del sistema operativo social y cultural. ¡Basta ya! Hay que romper este círculo vicioso, por no llamarle patológico.
Para esta anómala práctica; si tienes conocimientos básicos sobre el efecto de las emociones en las enfermedades y el progresivo deterioro a la salud, sabes de lo que te estoy hablando. Hace más de 20 años que logré comprender y dar un manejo adecuado a esto para mantener bloqueado el acceso a estos virus y spywares que infectan la salud emocional a partir de indiciosas frases, refranes y lamentos que al ventilar, nada positivo traen; al contrario, empeoran la situación porque se apoderan de la mente consciente y hace que las personas repitan con todo el que esté abierto a recibirlos.
La segregación de cortisol y una proteína llamada neurópsina que se produce en la amígdala, son la chispa y detonador en el explosivo daño al organismo. Esto lo has sentido muchas veces porque como sujeto activo o pasivo (al escuchar quejas de otros) sientes los desórdenes biofisiológicos en las áreas corpóreo mentales. Después de una buena tanda de quejas que te deja cansado y lleno de estrés, debes apaciguar los síntomas con alguien más al decirle que te sientes mal o sientes dolor de cabeza; la solución es autoadministrarte algún analgésico o ansiolítico para adormecer tu alterado organismo; el cual tú has llevado a ese desagradable estado.
Hace años en una de mis formaciones para educar mi mente en el manejo emocional, una profesora nos hizo una dinámica de 2 horas que estaba organizada para trabajarse en grupo de tres participantes, los cuales habíamos dejado los equipos celulares y cualquier dispositivo de comunicación sobre el escritorio de la facilitadora; era una actividad que parecía sencilla y resultó difícil, sostener la comunicación con temas abiertos y mantener la línea de hablar de los demás, chismes, quejas, lamentos y cualquier situación salpicada de víctima social y emocional. El resultado fue que el subconsciente traicionó y en más de una ocasión hubo conato de introducir tóxicos temas que habían quedado fuera de contexto.
Así ocurre con la mayoría de la sociedad, es un acto involuntario. Es más, con solo explicarlo a alguien que no te haya inducido el tema, le caerá como piedra en los dedos y te hará saber de cualquier forma, no muy cortés que, le respetes.
A mí me funcionó y ha sido valioso en mi crecimiento personal y profesional el manejo de las emociones; no soy alguna autoridad social, moral, científica, espiritual o gubernamental para pedirte que reprogrames tu subconciente, vigilando la mente consciente que es la puerta de entrada; sin embargo, a manera de humor y con afecto, te dejo estas reflexiones.
La fotografía fue tomada con un dispositivo móvil iPhone 6 plus sin flash habilitado. Se procesó en Adobe Photoshop CS6 para añadir los objetos y efectos, se exportó en formato GIF, como recurso multimedia.
#Posh: https://twitter.com/flores3910/status/1257205813619372032?s=20
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