Desahogo

Desahogo,
21 de noviembre de 2020

Doce dias y contando, secuestrado en mi casa por la bestia inmunda de la delincuencia al servicio del estado forajido chabestia, donde la destrucción está llegando a su fin y se implanta la feroz y salvaje economía de mafias.
Del estado solo una sombra moribunda en la que crece enquistada la vacuna (el soborno) y con total desprecio de la ley se impone la fuerza de las armas, y solo los poderosos acceden a los servicios que hasta ayer, dábamos por públicos y casi que gratuitos. Hoy los servicios de salud son para llorar, la educación infantil depende de los padres, la recolección de basura ya fue olvidada y los zamuros se mudaron a las avenidas y estacionamientos.
Agua y luz, quien las tiene da gracias a Dios y ruega que no las corten. Quién sabe si las vuelvan a conectar.

Algo se me olvida sin duda y es el pastel de la guinda; los servicios de comunicación. Mientras en las noticias anuncian masivos despidos en Cantv, inmundos rateros roban los cables de teléfono e Internet, al tiempo que surgen ofertas de señal satelital cotizada en Dólares.

Socialismo en su total expresión, un pueblo forzado a vivir en la miseria solo comparable a la era de las cavernas, alumbrado por fuego, cocinando con leña. Sometido por opulentos delincuentes que desguazan los restos y venden al mejor postor ...
La carne de sus hermanas e hijas.

El vil egoísmo triunfó.
La hipocresía burlona y descarada impera.
Retazos de solidaridad y buena voluntad nos separan del caos. Al borde de la desesperación y la locura, se vislumbra la masacre de millones harapientos, moribundos, hambrientos frente a cebados soldados desalmados e inconscientes instrumentos de la bestia roja ebria de sangre. De sangre, de relojes Rolex, jet privados, banquetes en Estambul, mansiones palaciegas en Miami o en Madrid y orgías en la Orchila.

Imagen de mi hija @Isauris, quien me autorizó para su uso.