29/05/2020
Aliendres, A.

Hola Hiveans

Estoy segura que muchas veces has observado que en el lejano horizonte de tu entorno se empiezan a formar una pequeña incandescencia luminosa de color amarillo rojizo detrás de las nubes, las cuales van ampliando su radio hasta expandirse a grandes distancias. Dependiendo de tu ubicación geográfica respecto a la orientación cardinal de la puesta solar, será más o menos intensa e interesante. Son muchos factores los que se combinan para que este espectáculo natural pueda darse y ser observado por el ojo humano.

El principal elemento está dado por la fuente de energía más grande del universo, el Sol. Las longitudes de onda tienen su paleta de colores igual que las posee un editor de imágenes como Adobe Photoshop, illustrator u otros. Cuando el astro solar emite una ráfaga de radiación electromagnética, esta viene cargada de este paquete de colores en forma de ondas que tienen un alcance específico de acuerdo a su composición física y química; puede entenderse que la naturaleza asignó un único patrón de identidad, por tanto, cada color se corresponde con una longitud de onda específica. Por ejemplo, las longitudes de los colores violeta y rojo son corta y larga, respectivamente.

Como bien lo sabes, es imposible que podamos ver de manera natural en la oscuridad; no es fortuito que la mejor visión se obtenga cuando usamos fuentes de luz blanca. La longitud de color blanco integra toda la banda o paleta de colores que podemos distinguir a través de nuestro órgano visual, el ojo y su procesador eficaz, el cerebro. Mi lindo sobrino Antoní le agrada preguntar estas cosas y mientras escucha las respuestas, más pregunta genera; una de éstas es:

¿Por qué la luz solar se torna más intensa con sus colores rojiamarillo antes de ocultarse el sol?

Los rayos electromagnéticos lanzados desde el sol son energía luminosa que trae un abanico de longitudes de ondas (varios colores), en su trayectoria espacial viajan sin interrupción hasta que los fotones de luz chocan con los millones de partículas gaseosas y humedad que se encuentra en la atmósfera. Cuando las olas del mar chocan con los rocosos acantilados, la masa de agua se divide y esparce en millones de partículas, muchas de ellas se suspenden y ascienden en forma de vapor de agua, otras vuelven al mar y así se repite el ciclo infinidad de veces. Algo similar ocurre con la luz solar al chocar con las capas atmosféricas, por eso la luz se expande y vemos el cielo claro y luminoso. Percibimos un fresco azul porque nuestro órgano óptico es más receptivo a este color que al violeta, ambos de longitud corta.

Durante este juego luminoso vemos luz amarilla cuando la tierra ha rotado en su eje imaginario y el sol se encuentra en un ángulo más abierto porque su longitud de onda está más lejana; las capas atmosféricas han capturado las ondas de luz azul y predomina la de color amarillo. Esto se pone más interesante durante horas del crepúsculo y atardecer, cuando el recorrido es mayor; desviándose las de longitud de onda corta y tomando terreno las ondas de frecuencia larga. Por eso se difunden los colores amarillo intenso y rojizo que bañan el horizonte; prácticamente, delinean un sendero sobre este horizonte marino costero. Fuente Fuera del entendimiento y razonamiento científico, apreciar este tipo de eventos naturales es un manjar óptico tan relajante como una barra de chocolate de 180 g Hasta aquí mis consideraciones sobre el efecto mie, es el nombre con que fue bautizado este lámparazo solar que se da durante el crepúsculo y atardecer en algunas partes del mundo.

Referencias

1. Efecto Rayleigh y efecto Mie enlace
2. Visión enlace

Recurso 📸

Dispositivo móvil iPhone 8 plus. Fotografías horizontales dimensionadas a 600 x 800 píxeles para mantener la calidad visual. No se aplicó filtros ni efecto de nivel para contraste.

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_{Contenido original}