Reflexiones en helicoptero

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El desván es un espacio para sentarse a leer mis historias, poemas, reflexiones y otras manifestaciones literarias, donde la realidad y la ficción se entrelazan dándole a la vida esa magia de lo indecible. Un lugar para soñar, reír, llorar, transportarnos a mundos, cercanos y lejanos, embarcados en la nave más rápida que se haya inventado: la imaginación.

Reflexiones en helicóptero


 

La sensación de la subida hace correr un hormigueo por el estómago de las mujeres.

Antonieta siente que el dedo gordo del pie le toca la epiglotis.

Marian siente que un delgado hilillo de orine le moja los pantalones, mientras que Mery casi arranca el brazo de Javier al apretarlo sin poder gritar porque las cuerdas vocales no responden los mandatos del cerebro.

Nunca se arrepintió de decir sí, como ahora.

Las tres mantienen cerrados los ojos.

Cuando el helicóptero estabiliza su altura Pedro les pregunta.

-¿Vinieron a ver con los ojos cerrados?

- No parecen tan atrevidas como anoche que amenazaron desnudarse. ¿Será que la altura les cae mal?- es el piloto quien les reta.

La mulata logra sacar el pie de su garganta y abre los ojos.

- Puedo desnudarme acá si lo quieres, pero no creo que sea seguro para tu corazón.

Pedro y Javier se ríen.

- Ni para nuestras vidas.

Las palabras de ella logran sacar a las dos hermanas de su encierro visual.

Con los minutos se van relajando y la impresionante vista las deja maravilladas.

Como si fuera un cuadro donde el color predominante es el verde pueden detallar el pueblo y sus alrededores.

Lo más visible e inconfundible es la Iglesia al este, en la misma línea subiendo está el mercado, el cine y la carpintería.

Más al oeste la calle principal que desde allí parece impecable y sin los desniveles que tiene.

- Mira.- señala Marian a Mery.

El galpón de los pollos de su pequeña granja y el río que se desvía exactamente al final de ella.

Toman rumbo sur y las casas de lo que era el campo parecen cartas rotas sobre el tapiz de una mesa.

Los balancines detenidos son estatuas de dinosaurios y las tuberías negras y oxidadas, venas de excremento que ensucian un vasto sector de la planicie.

Solo desde la altura puede medirse la magnitud de tierras que la explotación petrolera dejó baldías y arrasadas.

- Si ven algo fuera de lo normal avisen.

Todo para ellas esta fuera de lo normal, nunca imaginaron vivir esa aventura.

Mery sin pronunciar palabras no desafía las miradas de Javier como la noche anterior.

La impresión además de muda la tiene nostálgica y como si estuviera proyectando una película, retazos de su vida pasan por la pantalla reflectora de su mente.

Se ve a sus catorce años buscando explicación a la desaparición física de su madre.

Puede sentir correr las lágrimas de su padre que la abrazan.

El frío de la mano de ella que como avisándole que se marchaba le apretaban la suya.

Eran las once de la noche y solo ellas dos estaban en la habitación.

Quiso decirle algo pero las fuerzas no la dejaron.

Por años sintió la presencia de ella acompañándolos, sobre todo cuando las aguas amenazaban con llevarse todo.

Los domingos en la iglesia pide explicaciones a Dios y desde allí en compañía de la gringa va hasta su tumba a conversar con ella.

Son platicas donde le cuenta las cosas que pasan, como aquel día cuando el éxodo hacia común las mudanzas.

Leonardo, el único novio que ha tenido, le propuso.

- Vamonos, allá seguimos estudiando.

- Papa no me dejará.

- Nos vamos escondidos. ¿Me quieres?

Su corazón se le regaba por la piel y palpitaba loco de deseos.

- Si, pero.

- Atrévete.

Marian con todo su ímpetu y sus locuras había preferido quedarse y aunque sabía que su padre le daría permiso para ir a estudiar, ellas tres tenían un pacto que no iban a romper.

- Discúlpame Leo, pero aunque quiero no puedo.

Se abrazaron, lloraron y despidieron.

- ¿Me esperaras unos años?

- Si, pero mientras mi padre viva debo estar a su lado.

Desde hace seis meses dejó de recibir sus cartas.

Sabe que no le ha pasado nada malo pero teme que la haya olvidado.

La paciencia es una de sus virtudes y la lealtad su valor más desarrollado.

Desde hace dos años Felipe intenta conquistarla.

Es sargento de policía y mano derecha de Simón, pero no le atrae, a pesar de parecer un hombre bueno.

Desde anoche un conflicto interno la ha sorprendido.

Javier es el primer hombre desde la secundaria que le llama la atención.

“¿Es una señal que ya no quiere a Leonardo?”

 
 

Extracto del Capitulo VI de mi novela “Fantasmas”

 

Reseñado por @joseph1956 para



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