-Papá Yo no creo en fantasmas, pero el foco del baño está prendido-

-Otra vez con eso. Ya te dije que nos cortaron la luz por falta de pago-

-hablo en serio, si no me crees ven a verlo-

Los acontecimientos que voy a narrar más o menos por allá del año 1985. En aquel tiempo tenía que trabajar jornada doble para completar los gastos de la casa, mi esposa cosia ropa ajena, lavaba ropa ajena y ponía inyecciones para ayudarnos, pero aún así no completamos, teníamos en total cinco hijos, tres varones y dos jovencitas, todos ellos en edad escolar, el mayor acababa de entrar apenas a la secundaria y en aquel tiempo los libros de texto de secundaria no eran gratuitos. No recuerdo si fue por descuido o por decisión propia que decidí no pagar el recibo de la luz, no se me haría raro, si tuviera que escoger entre dejar de pagar el agua y dejar de pagar la luz no tendría problema en decirlo, después de todo, uno no puede vivir sin agua Y en aquel tiempo no teníamos los celulares computadoras y nosotros en lo particular ni televisión ni radio. Pero un día que nos cortaron la luz el foco del baño continuaba encendido.

Cuando mi hija menor me habló para decirme que el foco del baño está prendido tuve una mezcla de sentimientos que no podía describir, estaba enojado por no poder pagar la luz, estaba triste por no poder iluminar la casa para mis hijos y mi esposa, también estaba agradecido por la hermosa imaginación de mi niña. Dejé de hacer inmediatamente lo que estaba haciendo y fui a ver lo que estaba pasando, en efecto, a pesar de que no había energía eléctrica el foco continuaba encendido. Salí de inmediato a revisar la caja de fusibles y fue cuando recordé que los había retirado que al cabo no teníamos energía. Regresé a la casa para ver si el foco continuaba encendido y así lo estaba. Solo les dije a mis hijos y a mi esposa que podía ser energía residual. Revisamos los otros focos de la casa y todos estaban apagados, revisamos El pequeño refrigerador que teníamos y también estaba apagado, pero ese pequeño foco del baño continuaba encendido. Mi esposa quiso quitarlo para ponerlo en la cocina, pero le pedí que no lo hiciera por temor a que no volviera a aprender.

Estuvimos alrededor de dos meses sin poder pagar la energía eléctrica iluminados en las noches solo por el pequeño foco del baño.