Fotografía cortesía de @monster-one

Recuerdo la última vez que fui con mis amigos de vacaciones, era un viaje largo, así que tuvimos que hacer una parada en un pueblo que era realmente escalofriante. Ellos bromeaban contando historias de terror, yo trataba de mantener mi mente ocupada para no asustarme.
En aquél pueblo, había un parque muy particular, parecía que nadie había transitado jamás por él, y a ellos les pareció divertido caminar por ahí de noche. Yo les insistía que ese lugar no me gustaba, que a los espíritus había que dejarlos tranquilos.
Uno de ellos viéndome tan asustada me dijo: “tranquila, no hay nadie” y gritó: “Si hay alguien aquí, que se manifieste”. Entonces escuchamos tres golpes secos que no sé de dónde provenían. Horrorizados, salimos corriendo hasta que el parque quedó muy lejos y a pesar de la hora, seguimos nuestro viaje, no queríamos estar un segundo más en ese pueblo maldito.

