Richard volvió a escuchar como ese sonido nuevamente retumbaba en cada rincón de la casa, alguien gritaba su nombre, pero esta voz no la reconocía, Richard no estaba seguro del todo, es que lo escuchaba tan claramente, que se dijo a sí mismo que tendría que averiguar que era aquel sonido.

Richard había heredado la mansión de su abuelo hace poco más de 2 años, en el pueblo de Villa Cumbre; pero desde hace solo 1 mes que había comenzado a escuchar esto, junto con un ruido de goteo, realmente no parecería algo real, pues su esposa no escuchaba nada. Claramente era algo mental, o no…

Richard decidió buscar en toda la mansión, y luego de horas, comenzó a pensar que no era nada, hasta que entro en el cuarto que había pertenecido a su bisabuelo, y estando allí, observo un extraño espejo antiguo al que parecía gotearle el mercurio.

Richard se acercó y vio su reflejo; y por un momento, entre el silencio y vacío de la mansión, vio como su reflejo parpadeaba. ¿Lo traiciono su subconsciente?, esta pregunta pasó por su mente, por lo que decidió salir, pero sintió un frío que comenzó a subir por su pierna y vio como todo se oscurecía, comenzó a hundirse rápidamente en un charco de mercurio y volvió a escuchar su nombre y reconoció que aquella voz era su misma voz.

Y luego empezó a caer con fuerza hasta que se detuvo de golpe en una especie líquido. Era mercurio, el mismo líquido que goteaba de aquel espejo.

Miro aterrado ese lugar solitario, y vio como colgaba un espejo de un árbol que se desvanecía a lo lejos, y daba a la habitación, corrió con todas sus fuerzas y podía ver como su reflejo se acercaba al mismo tiempo que él; pero algo le decía que el tiempo se terminaba, sentía un escalofrío, estaba cerca, ya podía sentir su libertad y de repente escucho de nuevo su voz que decía: ¡Ricardo! Y el espejo se rompió en mil pedazos.

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Hola querida, buenos días, limpiaba el cuarto de mi bisabuelo...