A través del espejo | Relato

“¡Necesito volver a verla! y estoy dispuesto a pagar el precio de manipular las leyes naturales”, se dijo a sí mismo Erick.

Bajó corriendo al sótano donde estaba su sanctasanctórum; encendió las velas de las dos columnas que resguardan el santuario y se sentó desnudo en posición de loto frente al antiguo y traslúcido espejo ubicado en el centro del altar. Cerró 90% sus ojos y comenzó a recitar silenciosamente su mantra sagrado mientras todo su mundo se iba difuminando.

Amaba profundamente a Soraya, aunque solo el silencio había sido testigo de su inconfeso amor. Tenían una bonita amistad y ese día le declararía su amor, convencido de que sería correspondido. El día había llegado. Acordaron reunirse junto a la fuente al final del boulevard donde la esperó hasta el anochecer, pero ella nunca llegó. Ni ese día ni nunca más. Se arrojó a los rieles del tren, sin dejar ningún indicio de la razón.

Atravesó el espejo y entre una espesa niebla la vio parada en la estación, con la mirada perdida y sus piernas temblorosas; apretaba en su mano una nota que voló por el aire cuando el tren impactó en su frágil cuerpo. La nota salpicada de sangre fue arrastrada por el viento hasta atorarse en una loza de la calzada junto a los pies de Erick y a duras penas logró leer el contenido antes de que la muchedumbre la pisara en su tropel cotidiano, continuando con sus vidas como si nada hubiera ocurrido.

Después de los horrores que acompañaron mi vida no puedo amar a nadie. Mi alma se ha secado y no hay lugar para otro sentimiento que no sea el rencor. Tengo miedo de la forma como me trata la única persona que se ha acercado a mí sin dobles intenciones. Él no merece mi odio ni yo merezco su amor.

Con lágrimas en los ojos y el corazón compungido, Erick posó sus manos sobre el reverso del espejo y pronunció las palabras claves para retornar, pero fue inútil, el fuego se apagó, el portal se cerró y nunca más pudo volver.