Cuando las cuentas no cuadran||When the math doesn't add up

En el último trimestre del 2023 leímos en las redes, blogs y portales que el 90% de los emprendimientos fallan en los tres primeros años de su creación, son cifras que amilanan a cualquiera y nos ponen a pensar en cómo no pasar a engrosar el lado oscuro de la estadística.

Las causas de estos fallos pueden ser muchas: una idea que no era tan buena como la imaginamos y planteamos, alta competencia, publicidad y mercadeo flojos; un mercado limitado, estrategias poco acertadas, aspectos emocionales y de carácter no fortalecidos como la resiliencia, el compromiso o la responsabilidad y una que estoy casi segura que cubre el mayor porcentaje, falta de recursos económicos.

Hoy quiero referirme a esta falta de recursos económicos, pero no desde el punto de vista de dónde sacar dinero para inyectárselo al emprendimiento a fin de que siga vivo, pues tenemos las respuestas tradicionales: solicitar un préstamo bancario, un préstamo personal a un amigo o familiar, vender un bien para reinvertir, entre otros.

No, el foco hoy no está en el emprendimiento como tal, sino en tus finanzas personales, digamos que tu proyecto va bien encaminado, pero aún no termina de despegar para cubrir tus requerimientos, las cuentas no te cuadran y la presión familiar - social te abruma cada día más. Ya sientes que todo el que se te acerca te pregunta o hace sugerencias sobre lo conveniente que sería que buscaras un empleo estable que te garantice una entrada fija.

Por supuesto que la idea ha rondado por tu cabeza en más de una oportunidad, sin embargo, por más que te lo piensas, sabes que ese no es el camino, ya que cuando decidiste emprender te planteaste unas metas con propósito y uno de tus grandes motivadores era la independencia laboral. Y es aquí donde surgen las preguntas que no te deja dormir: ¿Qué hago?, ¿Cómo genero ingresos sin dejar mi emprendimiento?

Aunque no es la panacea, he conocido de cerca algunas alternativas que resultan viables y ayudan a minimizar el impacto económico sin perder la mira de tu emprendimiento, posiblemente tenga sus consecuencias como pueden ser dedicarle menos tiempo y trabajar más. En cuanto al tiempo es importante mantener la constancia, aunque bajemos el ritmo cada día aportaremos algo al quehacer que nos mueve y con respecto a trabajar más, eso es algo a lo que los emprendedores no le tenemos miedo. Vamos con las sugerencias y sus ejemplos.

A.- Disperso con un fin. Sabrina es una joven psicóloga organizacional que conocí virtualmente al realizar un curso que ella ofrecía para llevar mis redes sociales, había que seguirla. A través de esta vía me enteré que su principal emprendimiento es una Escuela de Líderes y desde allí muestra los talleres, diplomados y encuentros que realiza.

Desde su misma cuenta observé que, aparte de la escuela de líderes y el curso de community manager, tenía otras actividades que le generaban ingresos, con frecuencia subía post vendiendo combos para la preparación de perros calientes, solicitaba inversores para una empresa de reciclaje, invitaba a tourt playeros tipo full day, y promocionaba sus consultas psicológicas.

Un día por curiosidad le pregunté si eso era conveniente, pues me parece que dañaba su imagen y le restaba credibilidad en su profesionalismo, me respondió que todo era relativo, podía encontrar entre sus muchos seguidores admiradores de su capacidad para buscarse los reales e incluso ya estaba pensando en abrir otro espacio para consultoría sobre factibilidad de ideas, pues muchos la llamaban para preguntarle si tal idea de negocio era conveniente.

Cerró la idea diciéndome: Yo necesito tantos dólares al mes, mientras mi escuela y consulta se consolidan y me lo producen, busco el dinero donde sea.

B .- Concentrado y diverso. Jenny es enfermera profesional con cargo en un hospital público de mi ciudad, su pasión y talento van ligados al mundo fitness y al baile. Hace dos años montó un gimnasio en su casa, da clases de baile en un club famoso de la ciudad, tiene dos grupos de senderismo, es la enfermera oficial de mi barrio atendiendo enfermos a domicilio y lo mejor, siempre tiene una sonrisa en el rostro.

Cuándo le pregunto cómo lo hace y por qué no suelta algo, me responde: — Profe, (fue alumna mía hace más de treinta años) cuando tenga mi gimnasio completo y funcionando a millón dejo el hospital, mientras tanto trabajo a este ritmo para lograrlo.

Como podemos observar ambas emprendedoras, cuando las miramos desde fuera parecieran dispersas con sus acciones, sin embargo, sus metas, motivaciones, fortalezas y propósitos están bien claros, sus emprendimientos no están en riesgo, muy por el contrario han encontrado caminos que de manera directa o indirecta las han ayudado a apuntalarlos.