Uno menos

Giré a mirarte como siempre desde que supe que estabas ahí. La primera vez que te vi me llamaste la atención por tu bello color, movimiento y aspecto rozagante, sonriente.

Siempre te agitaste al verme, como queriendo abrazarme, y yo percibía tu frescura y olor, pero aún no me acercaba lo suficiente, o simplemente era que ese contacto entre los dos era "lo suficiente".

Ese día aparecí como siempre de improviso, te miré y entristecí, con un pesar que me hizo estremecer. ¡¿Cómo pudieron?! ¡No puede ser! Ya no te vería más, estaban acabando contigo poco a poco. Te dejaron desnudo sin consideración.

Primero pensé que sería algo transitorio, que en un tiempo te recuperarías... pero no. Eras un hermoso árbol con ramas como bucles ahora ya ejecutado y no un bello muchacho de cabellos rizados que puede raparse y luego volver a ser frondoso, liberado. Ya no tenías ese chance.

Árbol, amigo... te cortaron tus rizadas ramas y luego te derribarán, porque en tu lugar harán una casa, un edificio o una vía, da igual. Inmediatamente recordé unas palabras que había leído por ahí: "Se talan árboles para construir edificios que albergarán a hombres que se han vuelto locos por no haber podido ver los árboles".