El Mate, una bebida cultural

"Oliveira cebó otro mate"... "Si se me acaba la yerba estoy frito"... "Estudiaba el comportamiento extraordinario del mate, la respiración de la yerba fragantemente levantada por el agua..." (fragmentos de la novela Rayuela, del escritor argentino Julio Cortázar).

Yo lo conocía por su nombre pero nunca lo había visto ni saboreado. Leyendo Rayuela, mi curiosidad por un acto en específico aumentó, y en esa época tenía planeado viajar de vacaciones para Argentina, por lo que el encuentro sería inevitable.

_{Los mates o recipientes donde se prepara y se toma esta bebida}

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Más que el sabor, color y olor de la yerba mate, en mi cabeza quería comprender qué era eso de "cebar el mate". ¿Cómo? ¿El mate no se hace? ¿Se ceba? Así es.

"A diferencia de un té, cebar mate no sólo significa verter agua caliente al mate sino mantener el mate en condiciones agradables para ser tomado. Se considera una buena mateada cuando la persona que lo 'hace o sirve' logra mantenerlo en buena forma por un tiempo, es decir, un buen cebador" (Texto del libro: Mate, símbolo de amistad / Carlos Pedro Vairo).

El nombre científico de esta planta, originaria de Paraguay, es Ilex Paraguariensis y era tomada por los nativos de esta región suramericana.

Cuando visité el sur, tanto en Argentina como en Uruguay pude ver el proceso en todas partes. Los fines de semana la gente anda paseando por los parques y plazas de Buenos Aires o Montevideo con su termo de agua caliente en una mano y en la otra el mate (recipiente) y la yerba mate lista para ser cebada. Y toman, y toman y toman...

¡Uuuuuuy! ¡Es muy amargo! Definitivamente, posar los labios sobre la bombilla (especie de pitillo metálico que filtra el líquido de la yerba) y tomar "el amargo", como también le dicen, es un verdadero acto cultural. Es una costumbre que puede sorprender a cualquier extranjero habituado a tomar té de bolsitas y con azúcar.

• ¿Por qué no le echan azúcar?
• No, eso sería McDonald's, el mate se toma amargo. ¿Querés más?
• No, está bien.

Pero sí quise aprender y por eso compré un mate, el más clásico: hecho de calabacita, junto a su respectiva bombilla y medio kilo de yerba mate "Cruz de Malta". Todo con la disposición de aprender a "cebar el mate". Ajá y ¿cómo se ceba un mate?

• ¡Pues siguiendo las instrucciones che!

En una librería de Buenos Aires compré un librito sobre la historia de la yerba mate y cómo prepararla, a continuación un extracto:

"Cargue la yerba hasta 2/3 partes de la capacidad de su mate. Vuelque el mate sobre la palma de la mano y agítelo suavemente en forma de zaranda. Esta operación es para que la yerba más fina (en polvo) quede en la superficie. Vuelva el mate a su posición normal muy lentamente teniendo cuidado que la yerba haya quedado hacia un costado del mate. Verter agua tibia sobre la parte más vacía del mate. Dejar absorber. Se repite la operación con el agua un poco más caliente, nuevamente se la deja absorber.

Este es el momento que se comienza a cebar el mate con agua caliente pero nunca hirviendo. Si se tiene cuidado y se vuelca el agua en forma de un chorrito fino, la yerba del lado contrario quedará seca por un buen tiempo. El buen cebador va corriendo el lugar donde echa el chorro de agua y comienza a mojar la parte seca de la yerba para ir incorporándola lentamente. De esta forma prolonga el sabor parejo de la mateada." (Texto del libro: Mate, símbolo de amistad / Carlos Pedro Vairo)

Cuando regresé de esas vacaciones en el sur, varios amigos argentinos que vivían en Caracas, me mostraron cómo preparaban el mate. Una reunión en sus casas siempre incluía este elemento, el cual durante las conversaciones era pasado a todos para que tomaran un trago si querían, porque el mate se hace para compartir, decían, es un gesto de amistad.