Soy su esclava

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Después de oír su pedido, entré a bañarme, me vestí y me dirigí de nuevo a trabajar.

Mientras lo hacía podía sentir como me quemaban aun los azotes recibidos; aquí tengo que reconocer que empezaba a gustarme ese juego sucio y depravado, pues sin darme cuenta ese hombre se convirtió en una especie de droga para mí, yo comencé a necesitar más de él., es tan difícil de explicar, no lo comprenderían, como yo tampoco lo comprendo aún.

Los días pasaron comúnmente y de pronto un día su chofer me visita con un regalo...

¡Aaah, sorpresa! Nunca imaginé lo que enviaría. Pues les cuento, el regalo traía lencería hermosa en color rojo, zapatos de tacón de aguja y un collar de perlas; esto junto a un mensaje que a su vez decía: “¿te atreves esta noche?”

Confieso que temblé, no sé si de miedo o ansiedad de ser nuevamente poseída por ese hombre que me dominaba y que se había convertido en mi adicción.

Respiré profundo, y mientras volvía a guardar los obsequios, miré en el fondo un sobre y al abrirlo venia dentro la llave de la habitación 114...

Llegó mi término de turno. Así que entre a la ducha que teníamos en el trabajo, me bañé, y mientras mi cabello rizado se secaba solo, yo me arreglaba y maquillaba. Quería no solo verme sexi sino bonita...

Me puse la lencería, desabotoné un poco la blusa para que mis pechos lucieran el collar y terminé con el perfume, ese día usé uno llamado; historia de amor, de Liz Taylor.

Conduje al hotel, y al llegar subí de inmediato a la habitación la cual estaba sola...

Me miré al espejo y pensé que tenía que hacer, quité mi ropa y solo me dejé la lencería y el collar junto con los tacones, me senté en la silla mientras esperaba nerviosamente que el llegara

No tuve que esperar mucho pues casi de inmediato entro, se paró en el marco de la puerta y me miró, mientras se dibujaba en su boca una mueca de deseo apenas controlado.

Me pidió que abriera mis piernas y yo lo hice...vino sobre mí y ahí yo sentada y el hincado comenzó a hacerme viajar al infinito, mientras sus manos abrían más mis piernas. Yo comencé a gemir muy suave y el mordía con suavidad mi sexo...

Después bajó lento por mis piernas, y cuando terminó me subió en sus brazos de frente y mordió mis pechos, primero con dulzura para terminar haciéndolo con fuerza...

Quería gritarle mi ansiedad por ser penetrada pero no podía, ese hombre. Mi vicio... podría irse y dejarme quemando sola.

Así que solo me retorcía de placer contenido. Hasta que al fin me puso de frente a la mesa y manos atadas y mi cuerpo a la mitad esta, mi cabeza de lado, tomó con fuerza de mi cabello y de una dejó ir su hombría en mí ya cansado cuerpo... fue tan fuerte que grité de dolor y placer como siempre. Me dio tanto que tuve un orgasmo rápidamente.

No conforme con eso me tomé en sus brazos y se sentó conmigo encima y comencé a cabalgar en el mientras me miraba extasiado. Sus manos en mis caderas dirigiendo el ritmo, su boca sangrando mis pezones y yo disfrutando de mi cuerpo y de su sexo.

Al fin su cara cambió y comenzó a gemir y a pedirme que siguiera, que terminaría, verlo así me excitó tanto que terminamos juntos...

Volvió a besarme., me recargó en su pecho y me llevó a la cama... esa noche durmió conmigo...



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