Permiso no hablado

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La primera vez que mi esposo llevó a casa a los compañeros de su nuevo trabajo, quedé impactada por la personalidad de uno de ellos.

Era un ingeniero encargado de supervisar obras, un señor Maduro, alto, robusto, canoso y con una excelente plática, interesante, divertida, segura.

Ese día en la noche, cuando todos se habían retirado, mientras levantamos y ordenábamos la casa, le comenté a mi marido qie ese hombre me parecía muy interesante, atractivo.

Él no me dijo nada, pero desde ese día dejo te tocarme, no teníamos nada de intimidad, algunos días él me pedía usar faldas o ropa sexy y eso me generaba emoción, pero insistía en no tocarme ni hacerme caso en el tema sexual.

Al mismo tiempo, él comenzó a buscar más pretextos para hacernos convivir, los invitaba a casa, me llevaba a su trabajo, me pedía que lo acompañara con mil pretextos a alguna de las obras donde siempre casualmente estaba su compañero.

Obvio fue pasando qie mi cercanía con su compañero era cada día mayor, mi esposo comenzó a veces a reclamarme, a celarme, pero yo no entendía por qué de todos modos seguía sin tocarme y me rechazaba, y si le daban tantos celos, insistía de todos modos en llevarme con sus amigos, en pedirme que “me vistiera bien”, refiriéndose a que usara faldas cortas.

Un sábado, por la mañana me dijo que iríamos a hacer compras de cosas para la casa y de ahí me invitaría a comer, vi que me seleccionó un atuendo muy sexy.

Fuimos al supermercado por las compras, fue interesante ser el centro de atención de las miradas, unas de deseo y otras de odio, de las esposas a las que no les gusta que su señor ande viendo a otras.

Me sorprendí mucho y me moleste además cuando camino al restaurante me comentó que nos veríamos con sus amigos, llegamos al restaurante y solo estaba su compañero, no estaban los otros dos supuestamente invitados.

Estuvimos comiendo, ellos tomando, mi esposo se salía cada rato con el pretexto de llamar a los que no llegaban y me dejaba sola con su compañero. Con el paso de los minutos, que luego ya eran horas, comencé a ceder y a aceptar sus coqueteos, yo coquetearle a él.

Una de las veces que se salió, mi esposo tardó montones en regresar y cuando le llame preocupada me salió con él increíble pretexto de que había ido a buscar a uno de los amigos que tenía problemas con el auto, que me hablaba en cuanto supiera algo.

No lo acepte en ese momento, pero en mi interior supe que me iba a dejar sola con su compañero, durante todo el resto de la tarde y de la noche, no me volvió a llamar.

Ese día llegue a la casa muy de madrugada, muy satisfecha, muy cansada, oliendo toda a otro hombre, confundida.

Al otro día mi esposo estaba muy enojado pero no hablamos del tema, cuando se le pasó, volvió a la normalidad.

Durante dos meses más, siguió sin tocarme y yo seguí engañándolo con su compañero.



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Un relato interesante, capto totalmente mi atención.

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