Citas perdidas

¿Pensaras en mí? ¿Recordarás mi nombre? ¿Buscarás aquella foto y me odiarás un poco?

Yo recuerdo, recuerdo demasiado cada uno de aquellos momentos, de aquellos días que me clavan en las manos y los ojos.

Yo perdí. Perdí mil y una veces el camino. Yo ahora que sé que debo retomarlo, veo que los pueblos que conocimos están abandonados.

Me instalo en casas vacías a esperarte, a escuchar como azota el viento las puertas y las ventanas de madera.

Me siento en el piso. Abrazo mis rodillas. Me quedo acuclillada, con miedos, esperando que la tormenta pase sin llevarse el techo, a que por esa puerta entres de una vez para que se vaya el frio.

Fijo la mirada en la puerta y estoy segura que mi deseo te traerá. Creo en los milagros, que serás tú y seremos nuevamente nosotros y que el tiempo no ha conseguido ensuciar los recuerdos y me verás como aquella vez, de la misma forma que yo te guardo en mi memoria.

Las puertas crujen con más fuerza, provocan estampidos que asustan mi corazón parpadeante.

Despierto de mi ensoñación. La puerta solo muestra oscuridad cuando se abre. Tú no vienes. Yo estoy sola. Muy sola. Y más porque he dejado de creer en los milagros.

Me voy cuando pasa la lluvia. Cuando el viento se lleva todos los papeles, las cartas y las fotos.

Miro y no hay nadie. Ni siquiera me veo a mi misma . El viento también me ha llevado, porque no tenía más raíces que tu recuerdo.

Camino muy liviana por una senda que alguna vez existió y siento que voy a perderme definitivamente.

Tú llegas tarde. Ves mis sombras muertas en las paredes y tomas algunas para guardarlas en el morral. Te vas nuevamente desilusionado por no saber y afirmando que otra vez no te cumplí lo prometido.