El nacimiento de un ladrón

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-Cuando Manuel fue abordado por su madre, a primera hora de la mañana, para preguntar: si sabía del paradero del reloj de su vecina; él le respondió que no.

-La noche anterior él y su mamá fueron los únicos en visitar a la vecina, por lo que todas las sospechas del robo recaían en el niño.

-No era un ladrón; pero amaba los relojes Seiko 5: quería ser propietario de uno de ellos.

-Sus amigos de la escuela decían que era un reloj de buena marca. Quería lucirlo en su brazalete. Simplemente, quería saber cómo se le veía un buen reloj en sus muñecas

.
-El reloj que se perdió era un reloj prestado a la vecina. No era la verdadera propietaria. Era un reloj de hombre: pero se lo habían prestado esa semana mientras reparaban su propio reloj de mujer.

-Ella, no tuvo las previsiones, no tuvo cuidado en guardarlo de la vista de los demás: lo colocó guindando de un clavito en una pared de la sala de su casa. Ahí se veía el hermoso reloj amarillito como enchapado en oro.

-La vecina no podía dudar de la mamá de Manuel, eran grandes amigas, y la señora, una doña honorable; pero el niño tenía apenas 9 años de edad. Aunque no tuviera fama de ser ladrón, todas las evidencias apuntaban hacia él.

-Por eso, en la mañana, al día siguiente de la desaparición del reloj, la vecina llamó a la mamá de este: le contó lo sucedido. Pero hablaba sin complicarla; soltaba argumentos a manera de comentarios cuidadoso, para no herir susceptibilidades; pero dejaba en el aire la posibilidad que Manuel hubiese hurtado el reloj.

-La mamá le dijo que no había visto nada raro. Y se terminó la conversa a primera hora de la mañana.

-Alejados de la víctima: adentro de la casa del niño; enseguida, la mamá de este, le preguntó si sabía algo del reloj. Inmediatamente, sin pérdida de tiempo. Respondió que no. Que no sabía nada del reloj. Ella insistió, pero, no lo acusó directamente

--Es que fuimos los únicos que estuvimos en casa de la vecina. Ella colocó el reloj a las 6 de la tarde en la pared, y, nosotros estuvimos ahí desde las 6 hasta las 9 de la noche. Y en la mañana de hoy, notaron que el reloj había desaparecido.

-Discretamente la mamá de Manuel comenzó a buscar. Volteó la casa de patas a cabeza buscando el reloj. El niño presentía que buscaban discretamente el reloj en su casa. Ella lo hacía con mucha prudencia, pero él ya se había percatado de la situación: era un sospechoso.

-Antes de volver a preguntar a Manuel por el reloj: se puso a llorar desconsoladamente, y le rogó, que si él sabía algo del reloj se lo hiciera saber. Y agregó: «si eso es así, era perdonable; si lo devolvíamos y lo entregábamos, era un acto valiente. Y además, era necesario arrepentirse de cometer esos hechos: porque constituyen delito».

-Pero, advirtió, que se habían comprometido a no denunciar si llegan a saber si alguien se robó el reloj y lo entrega:

--Lo van a perdonar, le van a dar una oportunidad para que se recupere, se regenere, y retome el camino de la honestidad.

-Él volvió a negarlo todo.

-En un descuido de la madre salió a la calle, caminó 200 metros de lejanía de su casa. Allí estaba el hermoso reloj Seiko 5 bañado en oro. Lo había cubierto con hojas secas de los arbustos y le había colocado unas piedras encima como señal de referencia donde estaba escondido el reloj. Ahí estaba el bellísimo reloj.

-Lo tomó con mucha delicadeza. Se lo colocó en la mano izquierda, lo lució, por algunos minutos, tal vez 10 minuto, tiempo suficiente de confusa alegría y tristeza y luego, se lo quitó; lo introdujo en el bolsillo de su pantalón. Se dirigió a la casa. Y llamó a su mamá para contarle lo sucedido la noche anterior.

-Manuel preguntó

--¿Qué pasaría si yo me robé el reloj?

-Y su mamá, comenzando a llorar, le contestó:

--No me diga eso. Tú, no puedes ser.

- -Dígame qué me pasaría -volvió a preguntar.

--Tu padre no lo perdonaría, no aguantaría la pena y el dolor; es un hombre que jamás le ha robado un bolívar a nadie, y no tiene ninguna queja del vecindario ni de la policía. Es obligatorio enterarlo si tú fuiste.

-El niño asustado por las respuestas, le dijo a la madre que él no había sido.

-Ella lo agradeció y le dio un abrazo.

-Al final el reloj se perdió en el parque.

-Pasaron los años y el niño se convirtió en un ladrón y ahorita se encuentra en la cárcel.



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