Hoy, como todos los días de mi vida, honro con mi pensamiento, mi verbo y mi acción a la Pachamama. Gracias a la Madre Tierra tenemos la oportunidad de mirar el Milagro de la Vida. Tenemos abrigo y la posibilidad de producción de nuestros alimentos, bienes y servicios. Al materializarse el Milagro de la Vida podemos todos los días percibir aromas, sonidos, sabores, olores y colores. Podemos sentir, degustar, amar, bailar, compartir, dar, recibir, reír, cantar, llorar, cooperar, brindar, apoyar, hablar y todo cuanto queremos hacer, en armonía con todos los seres vivos que compartimos esta esfera de vida, genuinamente pequeña, en comparación con algunos ciclos de vida de muchos seres vivos.

A cada momento se gesta el Milagro de la Vida en cada ser vivo sobre el espacio superficial o el entorno subyacente de nuestra Madre Tierra. En sus suelos, sus aguas y en el aire la vida se materializa en armonía plena de todos los sistemas y componentes que forman parte de este ciclo llamado vida. Nosotros como seres humanos somos parte de este ciclo vital. Debemos en consecuencia ser parte armónica del mismo, sin afectar los múltiples equilibrios que se gestan a cada instante. Debemos cuidar, proteger, remediar, resguardar y preservar a nuestra Madre Tierra. De hecho, estamos obligados como seres humanos, a cuidar de nuestra #Pachamama porque ya nos hemos dado cuenta que ella desde su inagotable poder de resiliencia logra recobrar el equilibrio afectado por la acción del ser humano; sin embargo, muchas veces es el propio ser humano quien fenece en el intento.

Hoy realicé el recorrido matutino en mi jardín muy temprano porque debía salir a una consulta odontológica. Al ir mirando cada espacio de ese mi nicho ecológico, mi espacio vital, mi Spa de relajación personal; pude darme cuenta que no se requería riego el día de hoy. El día anterior estuvo lloviendo prácticamente durante todo el día. En mi recorrido pude mirar a las plantas en pleno desarrollo, las aves cantando, las mariposas alrededor de las flores del Toronjil y del Granado. Volví a mirar Mariquitas en otra planta. Gratamente complacida por la presencia de las Mariquitas en mi jardín porque además de que son extraordinarios controladores biológicos de fauna entomológica son bioindicadores de la ecología de ese espacio de vida y la interacción armónica de los habitantes y visitantes de mi jardín. Mirar ese hermoso espectáculo aviva, dinamiza, reconforta y energiza mis sentidos.

Agradecida que en estos días de resguardo, estoy bajo la protección de mi jardín y compartiendo con personas hermosas, gentiles, amables y empáticas, que a diario me visitan.

Agradecida por todas las Bendiciones recibidas