Préstame el cuatro, Simón.

Préstame el cuatro, Simón,
y de paso yo te explico
que le daré un villancico
al Rey de la Redención.

Es un niño que está chico
en su pesebre precioso,
y le cantaré sabroso
con tu armonioso cuatrico.

Ay Simón que jubiloso
te muestras en Navidades,
sin importar las edades
para soltar alborozo.

Son muchas felicidades
que contigo desear quiero
a todito el mundo entero
en distintas vecindades.

El cedro amargo prefiero
que encuerdes con cuatro trenzas
de emanaciones intensas
de un cambur pintón llanero.

Tengo unas ganas inmensas
de tu cuatro tan sonoro
que para ti fue un tesoro
de las más sonoras prensas.

Vamos, Simón, con decoro
lo trataré de tocar
para poderle sacar
notas de refulgente oro.

Mucho te lo he de cuidar
con dedicación completa,
y tengo fija la meta
el tiempo que he de durar.

Como popular poeta
el estilo te refiero
por ser rústico llanero
de la inspiración repleta.

Vamos, amigo sincero
que disfrutas de renombre,
juro en mi palabra de hombre
devolvértelo en enero.