Elementalidades sobre pragmática del cuento: el caso del microrrelato (III)

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Retomo la serie acerca de la visión pragmática del cuento (pueden ver las dos anteriores en 1 y 2; esta vez entrando a hablar someramente sobre el microrrelato y sus implicaciones pragmáticas.


"Memoirs of an Invisible Man", de Valery Simov Fuente


El microrrelato: ese sensible, concentrado y eficaz artificio pragmático

No es nuestra intención extendernos aquí en la amplia y compleja cuestión del microrrelato, del que existen excelentes trabajos publicados en libros y revistas (impresos o digitales), sino puntualizar algunos elementos pragmáticos.

Cabe señalar antes que el término usado aquí es uno de los tantos que esta expresión de la ficción ha recibido, entre otros: minicuento, microcuento, cuento brevísimo, etc. Quizás el que más aceptación ha llegado a congregar últimamente es el término minificción (o microficción). Sobre sus rasgos ha teorizado la investigadora venezolana Violeta Rojo con gran agudeza. Recomiendo consultar uno de sus artículos en este enlace.

En su Breve manual para reconocer minicuentos, Violeta Rojo propone una simpática y útil metaforización del cuento como una pelota. Citamos en extenso:

Tenemos una pelota llamada cuento. Esa pelota narra una historia ficcional, de tal manera que es como si el autor estuviera lanzándola a un contrincante. El contrincante es el lector. La pelota es pequeña (extensión), se lanza de un solo impulso (unicidad de concepción), se recibe de una sola vez (unicidad de recepción), el lector siente un impacto (intensidad del efecto), porque lo que atrapa es redondo, sólido, fuerte (economía, condensación, rigor).

Ahora bien, agregamos, si nos imaginamos el cuento como una pelota de fútbol y el minicuento como una pelota de béisbol, podríamos pensar que quizás el impacto que recibe el lector será mayor en el caso del minicuento, ya que la masa está más concentrada y adquiere más velocidad, por ende, golpea más fuerte.

La figura empleada por Rojo para comparar cuento y minicuento nos resulta de una grata y práctica pertinencia por su vital referencia a la cotidianidad. Salvando las distancias de géneros y actividades, nos permite actualizar las figuras usadas por el escritor Julio Cortázar para comparar la novela y el cuento: cine la primera y fotografía el segundo. La exposición metafórica de Violeta Rojo, si fuéramos consecuentes con el espíritu del tema tratado, haría innecesaria la continuación de este texto. Pero la comunicación se impone…


Butterflies, de M. C. Escher Fuente


Si el cuento es brevedad, economía, condensación y rigor, en el minicuento estas categorías -planteadas así por Carlos Pacheco- se maximizan, hasta minimalizar el texto narrativo.

Como ha precisado Violeta Rojo,

la brevedad originará sus características y hará el género: es ella la que provoca el cuidadoso lenguaje, esa necesidad de encontrar la palabra adecuada, porque son pocas las que se utilizan. Al ser breve tendrá que ser (…) intertextual para que el lector tenga referentes e información previa y el autor no deba desarrollar aspectos que da por sabidos; eso también implica que la ironía, la reinterpretación y la parodia siempre estarán cerca; (…) no podrá evitar utilizar las elipses y sugerencias.

No sólo la anécdota se comprime, como sucede en todo cuento que se precie de tal, sino que se puede empequeñecer textualmente de tal manera que parezca no existir: lo que denomina Rojo narraciones “sin fábula aparente”.

En tanto que nos interesa más el minicuento en su extremo, nos dedicaremos a tratar este último caso. En el minicuento sin fábula aparente, la previsión del lector como estrategia textual o discursiva (aspecto central de la pragmática literaria, la base de nuestro trabajo) cumple un papel mayor. En estos casos, como advierte Rojo, “la historia es sugerida, no contada. O dicho en otras palabras: más que contada, dada a entender”. Existen una “historia” y unas “acciones” sugeridas, elididas, implícitas, que exigen una competencia lectora que el texto, en sus estrategias, debe proveer, que, como se indica en la cita de arriba, que será la intertextualidad, la ironía, las sugerencias. Se requiere de la tarea perceptual del lector -como la designa Barrera Linares-, que le conduciría a “armar cognoscitivamente el conjunto, partiendo de las claves superficiales (y casi siempre parciales) que les aporta el texto”.


Continuaremos y cerraremos nuestro trabajo en la próxima entrega con la aplicación de los supuestos pragmáticos a dos o tres minicuentos venezolanos.

Referencias

Barrera L., Luis (1994). “La narración mínima como estrategia pedagógica máxima”, en: Estudios de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de la Lengua Materna. Caracas: ASOVELE.
Pacheco, Carlos y Barrera L., Luis (comp.) (1993). Del cuento y sus alrededores. Caracas: Monte Ávila Latinoamericana.
Rojo, Violeta (1996). Breve manual para reconocer minicuentos. Caracas: Fundarte.


Gracias por su atención.

discord



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