Mantenernos de pie

En el primer intento el vértigo lo dominó, bruscamente se fue hacia adelante, las manos volvieron a sentir el suelo del que no lograban despegar. Otro intento más y el vértigo atacó de nuevo… uno… dos… tres pasos temblorosos y de vuelta a las cuatro patas…Al final, luego de incontables intentos frustrados, se pudo sostener de pie…La mirada al frente vagaba sin rumbo, hacia una inmensidad insospechada. El horizonte se presentaba ante sus ojos y su entendimiento como una línea indescifrable. Un miedo terrible lo invadió, la bastedad del espacio le resultó sobrecogedora…levantó los ojos al cielo y sintió ser el centro de algo…un largo proceso de aprendizaje se abría para toda nuestra especie…

Conquistar la postura bípeda fue uno de los logros decisivos para el avance de los homínidos. Esa nueva forma de estar en el mundo significó una completa novedad en el proceso de evolución de nuestros más lejanos ancestros. Nunca podremos saber lo que esos primeros seres sintieron cuando al fin lograron sostenerse en los dos pies, eso pertenece a un mundo de enigmas, al que no tenemos acceso. Sin embargo, nuestra imaginación y nuestro entendimiento son capaces de hacer buenas conjeturas para comprender lo significativo de ese gran momento de la evolución.

Fueron muchos los retos que los nuevos bípedos tuvieron que enfrentar, y cada situación resuelta sumo un escalón en el desarrollo de la civilización.

Al estar de pie el espacio se abre de un modo sorprendente, con un pequeño giro del cuello es posible abarcar un espacio multidimensional, al frente, atrás, arriba, abajo, a derecha e izquierda. En esa posición la necesidad de orientación fue un gran impulso para desarrollar algún tipo de organización espacial, sin la que hubiese sido muy difícil dominar otros ambientes distintos a la cueva. Gracias a esa concepción espacial se pudo avanzar en la sedentarización y en la formación de comunidades estables, condición fundamental para nuevos desarrollos civilizatorios.

Pero la verticalidad no solo impulso avances cognoscitivos y tecnológico, también abrió puertas a la espiritualidad. De pie el ser humano pudo lanzar su mirada libremente al cielo, allí se confrontó con otra inmensidad y experimentó su pequeñez; las preguntas sobre lo desconocido se instalaron en su mente. Muestras de las respuestas a esas interrogantes han quedado plasmadas en las numerosas pinturas y monumentos funerarios de las diferentes cuevas que han sido exploradas por los estudiosos de nuestro tiempo. Allí la presencia de lo sagrado es una realidad.

Con frecuencia solemos alentar a nuestros semejantes a que se levanten. Levantarse es una especie de metáfora que habla de nuestras posibilidades para vencer las adversidades, para reemprender un nuevo camino cuando hemos caído en dificultad. Volver a levantarnos es una idea muy potente que nos impulsa a seguir adelante. Mantenernos de pie es una manera de decir que no debemos doblegarnos ante las dificultades, que podemos con eso y más. Todas estas asociaciones con la verticalidad, como sinónimo de triunfo y logro, son la herencia de un pasado que se extiende miles de años. Es el recordatorio de la importancia de uno de los momentos decisivos para el desarrollo de nuestra especie.

Gracias por su tiempo.

Las fotos, la edición digital y los Gifs son de mi autoría.