Corría sin sentido, en un valle de lágrimas, donde todo estaba oscuro, donde todo era visible después de llorar, donde no había razón para decir te quiero o te amo, era otro idioma el cariño y habían culpas sin haber hecho nada, todo era una nube que tapaba el sol, y la luna se escondía sin querer ver un poco de la tristeza que pasaba debajo de ella, las estrellas estaban más arriba y no se podían ver, solo había un olor que no se podía respirar y que tenía olor a desespero, más aprendí a vivir ahí sin saber a dónde más correr porque ya todo lo había corrido, aparentemente ya estaba casi extinguiéndose la llama que daba un poco de calor en aquel mundo frío.

De repente cerré mis ojos y cuando los volví abrir me di cuenta que ya no estaba solo, estaba con una persona, que me estaba jalando por el cuello, intentaba verle la cara pero no podía de tanto que había soportado, estaba inconsciente, estaba lleno de dolor en mis costillas y mi corazón estaba apunto de explotar, no fue fácil salir, pero no estaba solo, y no había salido solo, me sacaron, luego antes de que cerrará mis ojos de nuevo, escuché una dulce voz que parecía como unas gotas de agua en mis labios, después de haber pasado tanta sed, que me decía, "te amo y te quiero".

Cuando abrí mis ojos de nuevo, todo era distinto, había un cielo azul, había un sol grande y con rayos que tocaban mi cara, al llegar la noche salió la luna que estaba escondida y triste, ahora reía, estaba feliz como yo.

«Gotas de agua»