Manicomio Capítulo 4: Recuerdos

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Capítulo 4: Recuerdos

Es 1921 y a pesar de los siniestros sucesos ocurridos en la mansión Dolver. El doctor logro su cometido de la creación de un sanatorio. El Sanatorio Mental Wiglet-Shaumbre.
Ha pasado un mes de la tragedia de mi familia. Mi estado catatónico por decirlo de alguna manera, ha terminado. La familia de Ruth, la chica que descubrió tal horrendo crimen, fue la que se encargó de cuidarme todo este tiempo. Se han vuelto como una nueva familia para mí. Aun con todo lo que había pasado. El Sanatorio para criminales enfermos abrió sus puertas en noviembre de 1921. Uno de mis primeros pacientes fue Matt Nille. Él se deleitaba narrándome los detalles y las atrocidades que le hizo a Constance y Marie. Yo escuche con paciencia, trate durante seis meses apelando a mi conciencia hasta que el 1 de marzo de 1922 durante una sección de tratamientos a base de electrochoques, digamos que tuvo un accidente donde el bastardo quedo frito. Aun así, no sentí nada.
Camino por los pasillos al amanecer y mantengo al día mi diario. A veces escucho susurros de celdas que están vacías. Mi percepción se agudiza poco a poco. Voy descubriendo el mundo que se oculta en esta casa. Mi querida Ruth me acompaña. Aquella pequeña niña que había descubierto los despojos de mi familia, era ahora mi hija. Pobre, no imagina lo que tuve que hacer para convertirla en el remplazo de mi amada Marie. Como me libere de mis ataduras psicológicas y morales. Olvide por completo lo dulce y preocupados que fueron sus padres en mi recuperación. Solo pensar que me separarían de mi nueva familia, me hizo transformarme. Tengo que ir a la Gran torre sin mirar atrás allí voy a confrontar al gran dragón. Pero tengo miedo. Qué pasa si no poseo la fuerza suficiente para poder vencerlo.

De regreso al Sanatorio
Felicia me ha acomodado en una de las sillas del lugar, se aseguró de atarme bien con unos retazos de las camisas de fuerza que usábamos para los pacientes. Ruth prende un cigarro, tratando de calmarse. Pero su estado ha cambiado, de fría y calculadora, a un manojo de nervios. No le sentó bien apretar el gatillo, pienso en mis adentros. Sin embargo, empiezo a sentir el frio más fuerte en mi cuerpo, no hay duda que mi herida empieza a desangrarse.

Tu solo te has buscado esto Rudolf. (solloza y juguetea con el revolver) Si… yo fui la hija del doctor Dolver, de una forma retorcida lo llegué a ser. Su pequeña muñeca para experimentar cada mórbido pensamiento de aquella mente enferma. De sobra sabes lo que le sucedió a su esposa e hija, pero lo que se omitió fue que tras la muerte de sus vecinos los Carpelier, Dolver adopto a su pequeña hija. Yo era esa criatura, fui quien descubrió los restos de su mujer y mi pequeña amiga (empiezan a brotar lágrimas de sus ojos). Mis padres le dieron cobijo hasta su recuperación, pero algo en él se había roto. Mis padres se dieron cuenta muy tarde y pagaron el precio. Altero el freno de su coche para que sufrieran un accidente en el desfiladero cercano al pueblo. Él se había obsesionado con tenerme como el remplazo de su hija y llego hasta el punto de convertirme en el remplazo de su mujer (aprieta todos los músculos de su cara y seca sus lágrimas). Durante 20 largos años me convirtió en una marioneta a la cual mancillar cuando quería.
Lo siento mucho realmente… (trato de calmarla, pero al ver su mirada, pongo fin a mis palabras)
Un lo siento (ríe de manera triste), todos estos años lo menos que necesite era un “lo siento”, al final mate a ese viejo. Tenía un delirio acerca de que este lugar estaba maldito, que una criatura demoniaca con forma de dragón rondaba el lugar como su amo y señor. Un día después de terminar de saciarse con mi cuerpo en una de las habitaciones para reclusos, decidió subir al torreón más alto. Decidí seguirlo sabe dios porque, aun me pregunto con qué fuerzas logre llegar a ese lugar en mi estado de debilidad.
Lo recuerdo como si fuera ayer, estaba desnudo contemplando a la Luna recitando palabras en algún maldito dialecto satánico. Se cubrió el cuerpo con sangre que le gustaba extraer a los pacientes más viejos y sin nadie que los reclamara. Cuando me abalance sobre él y lo empuje hacia el vacío… (hace un minuto de silencio) lo último que llegue a escuchar de él fue (…) hija el dragón ya viene por nosotros (…). Al final logré librarme de él, me sentí como la gloria misma, llena de paz y libertad. Pero duro muy poco, el viejo me dejo como heredera de sus bienes, los aproveche muy bien, viaje incluso a muchos lugares, pero las pesadillas nunca acabaron. Eran cada vez más horribles y siniestras. A tal punto que regrese de nuevo a este inmundo lugar. Al final todos regresamos de una y otra forma al lugar de inicio. Lo único que me alegro y me dio en años paz fue cuando llegaste por esa puerta. Me enamore perdidamente de aquel joven doctor que no le tenía miedo a nada. Eras tan seguro e inteligente, que te convertí en aquel paladín que podría matar al dragón maldito que me tenía apresada en este lugar, ese dragón de pesadillas.
Porque nunca me dijiste nada, te hubiera podido ayudar, entiendes que solo de haber sabido (me interrumpe nuevamente)
Me decepcionaste… vi tu arrogancia (me escupe directo a la cara con rabia). Vi que no eras tan puro y valiente, al final eras débil y por eso te fuiste de aquí. Otro doctor barato que solo quería fama y dinero. Gracias a ti me di cuenta finalmente que, si quería vencer a este lugar, debía ser yo misma. Y lo he logrado. Eh matado al dragón, eh acabado contigo y por primera vez en mi vida soy libre. Que crees de eso Rudolf (se levanta con el revólver y me apunta, en su rostro hay seguridad y felicidad, pero no imagina que aun guardo fuerzas)
Que creo… (saco fuerzas y me rio en su cara). No eres más que una víctima triste y ridícula, llena de autocompasión. Carente de ingenio o creatividad. Estuviste 20 años siendo mancillada por ser una estúpida triste. Creo incluso llego a gustarte ser la muñeca de aquel viejo enfermo. Porque muy en el fondo, estabas igual de enferma que él. Todo este número que has montado, es por un despecho por mi (río más fuerte para lograr que su rostro cambie). Diablos eres tan patética. Eres la criatura más miserable que jamás haya conocido y nunca hubiera estado contigo, solo de pensarlo quiero vomitar
¡Cállate!!!!! (me interrumpe)
Eres ordinaria, aburrida, pedante y por favor si vas a disparar hazlo de una maldita vez (carga su arma y apunta a mi cabeza)

Un terrible estruendo sacude el lugar, impregnando las paredes con sangre. Pero no la mía sino la suya. Su cráneo ha sido despedazado por una bala directa del arma de Rudolf, dejándonos bañados de sus sesos.

No te hablaba a ti, le hablaba a él (le digo con total seriedad en mi rostro a su cuerpo)

Hacia unos veinte minutos desde que vi a Rudolf acercarse por la puerta trasera, sabía que mi única manera para sobrevivir a Ruth era dejarla dar su monologo cliché de porque se volvió una psicópata. Para ganar tiempo y hacer que Rudolf sintiera celos de que ella fuera quien terminara llevándome al más allá. La mayoría de las personas creen que los enfermos mentales son criaturas complicadas y escasos de sentimientos, sin embargo, es todo lo contrario.

Querida Felicia por favor desata al doctor Helmut por favor, si no deseas terminar como tu amiga la doctora, dios realmente tenía un gran cerebro (ríe sarcásticamente).

Felicia remueve las telas de las camisas de fuerza, la detengo cuando llega a la zona de mi herida. Gracias a la presión ejercida, mi herida había dejado de sangrar tanto, era imprescindible que se quedaran bloqueando el flujo sanguíneo.

No tenías porque a verla matado… al final ella es como tu Rudolf… solo otra víctima más del cochino mundo detrás de las puertas de este horrido sitio. Merecía más quizás. (siento un poco de culpa, pero en el fondo sé que fue necesario)
No me des sermones Helmut, solo porque tu adoptaste a mi hijo, luego de que cayera aquí. Nuestro gran secreto no querido. Te agradezco, pero no significa que no vaya a matar, sin importar si es el fiambre del suelo o tú. Por cierto, Felicia quedas relevada de tu trabajo, muchas gracias.
(Rudolf apunta su arma directo a Felicia) Nooo!!!, no quiero más muertos hoy, si alguien ha de morir al último seré yo. (Rudolf baja el arma y me mira horrorizado, mientras Felicia corre a una de las celdas y se encierra llorando y gritando).
Entonces que así sea estimado amigo (su rostro cambia totalmente a una cara maniática) Al final hemos llegado a nuestra última estación gracias a la perra de la doctora. (ríe como un verdadero enfermo). Bueno… es hora de que mi amigo aquí funja de juez. Stolik acércate por favor, tu decidirás el final de esta historia. (No me había percatado que Stolik aún estaba detrás de la puerta donde se escondió Rudolf).

Se acerca lentamente hacia nosotros con la moneda que la doctora Ruth le había dado para eliminar las dualidades de su personalidad. Nos mira fijo. Y rompe el silencio.

Veamos, si cae del lado limpio el doctor Helmut vive. Si cae del lado sucio el doctor muere aquí.

El suspenso inunda el lugar, la moneda da vueltas en el aire y al caer emite un sonido que me hiela la sangre. El silencio se apodera del recinto. Rudolf mira fijamente a Stolik con su arma apuntándome.

El doctor es libre… (dice Stolik con la moneda en la mano, mirándonos juntos)

Pasan tres minutos, Stolik me lleva hacia la puerta de entrada. El capitán y sus hombres corren a socorrerme, no quiero hablar con nadie. Adentro del manicomio se siente un tiro, Rudolf debe haber dado final a su existencia. Los hombres del capitán entran y ponen fin al infierno. Marriot sigue intentando que hable con él. Yo solo lo esquivo, mientras una de las enfermeras que fueron traídas para socorrer a los heridos, me trata. Me percato que Stolik ha desaparecido en la confusión, me ha dejado la moneda en mis manos. Recuerdo que me susurro algo al oído mientras me llevaba a las afueras. Algo de que el verdadero resultado de la moneda, no hacía falta, él ya estaba curado. Miro mi palma y veo la cara sucia de la moneda. El verdadero resultado. Y pienso en mis adentros la verdad de este mundo.

Estar en control intelectualmente es un concepto, que entendemos pero que nos ciega. En realidad, estamos rodeados por caos, un eterno huracán soplando en todas direcciones. Algunas veces puede escabullirse en tu vida y golpearte con algo más fuerte que nosotros mismos. La verdad es que no hay ningún control que mantener, el control es una ilusión, quizás los mas que nos aferrábamos al control, sabíamos que en realidad nunca lo tuvimos. Aquellos que se niegan a la verdad minan los secretos de su pasado y fomentan el miedo y así el miedo nos consume y nosotros somos consumidores fieles para completar la transacción. Vendemos nuestra vida para estar en control, para no sentir miedo.

                                             FIN


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