Hoy conocí a la señora Carmen. Ella tiene un terreno en la montaña. Allí en su parcela tiene árboles frutales, hortalizas, flores, hierbas aromáticas y hasta plantas silvestres.

Conversamos largo rato mientras mostraba los rincones de su espacio. Orgullosa, la señora Carmen habló de su trabajo en la parcela. Ella sola se encarga de todo. Tiene dos hijos (morochos), ellos trabajan todo el día, por ese motivo no pueden ayudar en la labor de cuido de la tierra. El esposo de la señora Carmen trabaja viajando y tampoco cuenta con el tiempo deseado para ayudarla.

Cada área de la finca tiene una historia interesante. Me llamó la atención una muñeca vieja colganda en la entrada del rancho. Estas cosas siempre impresionan. Pregunté si era para ahuyentar animales y la señora Carmen sonriente respondió con un ¡No!

Hablar de la muñeca fue recordarle a la señora una triste historia reciente. El hombre que la ayudaba a labrar la tierra y el de la idea de colocar la muñeca en ese lugar, falleció de Covid. Era una persona buena dijo la señora Carmen, el dolor está reciente. Ha sufrido varias perdidas en lo que va de mes, se siente aturdida pero el trabajo la hace olvidar. Este señor fallecido fue el dueño de la idea de colocar la muñeca en la puerta del rancho, solo lo hizo por echar broma y allí quedó, no tiene ningún significado simbólico.

Nos invitó a tomar agua fresca de manantial, también ofreció chicha andina, quedó deliciosa.

La señora Carmen se siente orgullos de sus logros. Me pareció un terreno bastante grande para ella sola. Caminé hacia el lado del baño y ella no dudó en ofrecer el espacio, con sencillas palabras dijo:

El baño está limpiecito pueden usarlo si desean.

Quitó una tapa que cubría la poceta para avalar sus palabras. Es un baño pulcro y sin malos olores, de eso no hubo duda, dejo también la evidencia.

Estas personas de campo suelen preocuparse mucho por el aseo, el hecho de estar en estos tipos de terrenos no quiere decir que sean descuidados. No solo lo demuestran con palabras sino también con hechos.

Seguí disfrutando de mi estadía en el lugar, esta vez me centré en la mata de piña. La señora Carme recobrando su risa pícara mostró la única planta que tiene. La piña aún está pequeñita. Esta planta necesita mucha agua para cumplir su ciclo. Ya la señora Carmen se encargará de ella.

No había visto una planta de anís, la hay en abundancia por acá. Muy amablemente la señora Carmen me regaló un gajito e indicó como sembrar la planta para hacerla prosperar. Esta hierba no se da con semilla, la misma ramita se siembra y pega. Algo sencillo de hacer. Me traje la matica para luego sembrarla. Agradezco el gesto de la señora Carmen.

Conocí a la familia entera de la señora, eso me causó mucha risa. Ella contaba las historia y a mi me tocaba recrear las escenas para poder responder jajaja. Tenía necesidad de hablar la señora.

Será en otro oportunidad cuando volvamos donde la señora Carmen, se puso a la orden y nos invitó a comer guana cuando estén listas.

La naturaleza es milagrosa, ofrece sus bondades y contagia a las personas para que se una haciendo milagros. Conversar con esta señora fue llenarse de detalles de amor. Se siente la buena vibra, la humildad, la esencia de la vida en un lugar donde el lujo supera lo económico. La vida silvestre es para muchos lo más grande que hay en la vida. Es tema de saber apreciar lo que se tiene alrededor.

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_{Fotos de mi propiedad @belkisa758 tomada desde mi teléfono Samsung A-30.}