En todos los idiomas existen palabras masculinas y femeninas, a eso se le llama género, también existen las palabras neutras que pueden incluir ambos géneros; lo que no tienen las palabras son "actitudes" pues eso es típico de los seres humanos que nos expresamos con el lenguaje escrito o hablado, y cada persona según su intención al hablar puede usar el idioma para expresarse de modo negativo o positivo; por ejemplo el idioma no es machista ni feminista, en si mismo no promueve ninguna superioridad entre hombres o mujeres, es quien usa el lenguaje quien puede establecer su naturaleza de superioridad y egoísmo.

Recordemos que los sustantivos son palabras que nos permiten identificar personas, animales, objetos o cosas, esos nombres en sí mismo no tienen intenciones ni positivas ni negativas, sólo de carácter nominal, quien habla y se expresa, al inyectarle con su tono de voz su intensión al usar las palabras, logra convertir un nombre en algo vulgar odioso, o por el contrario en algo positivo y constructivo.

Es curioso que todas las palabras que calificamos como groserías en el diccionario tienen varios significados, su significado real y su "sentido vulgar", esa definición grosera generalmente es de uso regional o local, por esa razón lo que es "vulgar" en un país no lo es en otro, lo que evidencia que el uso peyorativo de las palabras depende del sujeto y no del sustantivo.

El caso del "lenguaje inclusivo", es una de las mayores tonterías que se han inventado los políticos y dirigentes de movimientos "sociales" o de "minorías", nuevamente ejemplos de como las intenciones pueden deformar el lenguaje para usarlo a conveniencia.

En resumen: Las palabras ni son machistas, ni feministas, ni vulgares, ni odiosas. Sus usos y significados se la damos nosotros, sus usuarios, a veces a modo colectivo y en su mayoría a modo personal según nuestra intención al hablar.

Hasta el próximo sábado...