Dime si tu cielo es más cálido que mi infierno,
demuéstrame que mis besos no son fríos como hielo,
ni que mis manos lastiman tu hermoso cuerpo.
No soy malo ni me considero un bastardo,
no digas palabras que desaten mi veneno,
que la vacuna ni el médico no existen para mi defecto.

Pero aun así te agradezco los momentos,
que pasearas conmigo los domingos y los días de viento.
Gracia, por intentar conocerme mas allá de mis huesos,
por pretender ayudar en lo que no puedes colaborar,
por desear un buen futuro a este mundo singular.

Lo que reclamo es la partida silenciosa de tus pies,
el mudo escapó de tu alma hacia otro menester,
la ausencia de tu nombre en la asistencia de mi ser,
dejando un vacío que el tiempo no puede contener.

Una vez más... dime la verdad...
regrésame el tiempo que mi futuro ya no vendrá.
Devuélveme mis sagrados minutos de felicidad,
que mi vida es una ilusión pasajera sin tu tiempo sin tu verdad.