2-2 23 lecciones por mis 23 años de vida

Hey! Hoy vuelvo aquí a continuar y culminar un maravilloso objetivo que me propuse hace unos días, escribiendo sobre las lecciones por mis 23 años de vida. Si la primera parte fue un susurro del alma, que me decía tenía que contar los cimientos de mi viaje estos meses, aquí les comparto la melodía completa. Hemos cruzado el umbral de los primeros aprendizajes en el resto de esta bitácora personal, un lienzo donde el tiempo ha dejado sus pinceladas en mi interior. Si aún no has explorado los ecos de las lecciones pasadas, te animo a volver sobre nuestros pasos justo aquí.

Créditos: Imagen 1, imagen2, imagen3; creadas con inteligencia artificial Gemini.

Lección 10: Las personas dan lo que son por dentro

Existe un principio universal que rige todo: las personas no dan lo que tienes tú, ni lo que pides, sino lo que son por dentro. La ley del espejo nos recuerda que el mundo exterior es un reflejo claro de nuestro paisaje interior. Cuando alguien te da un gesto bondadoso, generoso y respetuoso, te demuestra la riqueza de su propio espíritu. De la misma forma, cuando alguien actúa desde su mezquindad y hostilidad, o incluso se atreve a juzgar tu cuerpo, esa persona no te está atacando a ti intrínsecamente, sino que está proyectando sus propias carencias, miedos y heridas no resueltas.

Comprender las acciones de los demás y el porqué, puede resultar frustrante. Por eso, debes tener claro, que las acciones negativas no son algo hacia ti; te invitan a mirar hacia dentro. Los seres humanos son espejos, y observar lo que te molesta o te atrae en los demás, son pistas sobre lo que debes sanar o potenciar en tu vida.

Crédito: Imagen creada con inteligencia artificial Gemini.

Lección 11: No tienes que ser productiva, para sentirte valiosa o suficiente, ya lo eres

No debes ganarte tu derecho a existir a través de cumplir una lista interminable de tareas. El valor de tu existencia, no se mide en términos de productividad, eficiencia o logros constantes, pero socialmente estamos acostumbrados a creer que solo seremos suficientes si estamos sumidos en una era de productividad intensa, en movimiento continuo y produciendo resultados exitosos, pero esa trampa bloquea tu ser, le impide a tu alma crear desde el propósito.

Tu valor no es condicional, no depende de cuánto haces o de si tu día fue un éxito total, según los estándares sociales o culturales. Eres valiosa y suficiente por el simple hecho de existir, de ser quién eres, por respirar, por crear, por creer en ti, con tus pausas, con tus procesos y tu esencia característica, que es única en ti. Descansa cuando estés cansada, respira hondo y profundo, y recuerda: Eres suficiente, exactamente ahora mismo, sin tener que realizar todo hoy.

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Lección 12: Los finales también son comienzos

Los finales no son puntos y aparte totales, sino comas que marcan una separación útil. Cada puerta que se cierra no es más que un preámbulo de una nueva que luego podrá abrirse, aunque en el momento de la pérdida o la despedida, el dolor nos impida ver más allá de nuestras posibilidades.

Aceptar los finales, es también agradecer por todo lo que pasó en el transitar; es darle la bienvenida a los comienzos, abrazar un flujo natural de la vida, que nos da cambios para mejorar, cambiar o reestructurar. Los finales implican soltar lo viejo, desprendernos de una zona cómoda, decir adiós a lo que ya no funciona para abrirnos a algo mejor, solo confía, actúa y sé tú misma.

Lección 13: Cada libro te toca, te cambia un poco por dentro

A lo largo de este año de vida, me he topado con un sinfín de libros, admirando cada uno de ellos. Pude sumergirme en sus mundos a través de formatos digitales como EPUB y PDF, y también logré perderme entre los pasillos llenos de historias en las ferias de libros. Cada palabra que llegó a mis manos no es solo papel o píxeles, fue un encuentro, un diálogo silencioso que me cambió de formas nuevas. Cada línea y palabra ha resonado dentro de mí, recordándome que la literatura es una forma de cambio continuo, y cada libro vale la pena tenerlo.

Lección 14: La soledad no es enemiga, es tu maestra

La soledad carga con la reputación inmerecida de ser una enemiga terrible, pero en realidad, es una de las más grandes y pacientes maestras. Este año he aprendido a estar a solas, disfrutando de innumerables solo dates, que me han encantando y me han revelado la importancia de la introspección. Lejos de ser un vacío, han sido un espacio sagrado para el autoconocimiento; ese silencio donde aprendí a valorar mis ideas, validé mis propias emociones y transformé el miedo a estar sola en un profundo amor propio y autosuficiente.

Lección 15: Come, tu cuerpo necesita energía

Comer, no debería ser un acto cargado de culpa o restricción, sino un reconocimiento principal para tu templo sagrado, el cuerpo que te tocó para transitar tu tiempo en el planeta, por eso debes cuidarlo. Cada alimento que ingieres es energía vital, sustento necesario para que tu corazón lata, tu mente piense con claridad y tus músculos se muevan. Honra tus necesidades de alimentación, escucha tus señales de hambre y aliméntalo conscientemente y sobre todo nutriéndote.

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Lección 16: Tu vida se ordena cuando te eliges

Elegirse a uno mismo no siempre implica tomar decisiones arriesgadas; a menudo son los gestos cotidianos, simples, básicos. Significa tomarse ratos de silencio, tiempo valioso para ti, tus pasatiempos y tu autocuidado, reconociendo tu propio valor y la importancia de tu felicidad y bienestar. Es en esos momentos sutiles y conscientes, donde priorizas tu paz; yo lo hice, al preferir quedarme en casa escribiendo cosas que pensaba, en vez de salir de fiesta, uno me da presencia, el otro me desordenaba la mente.

Lección 17: El caos también puede ser un período de fertilidad

El caos es frecuentemente visto como un enemigo a erradicar, un período de desorden que solo produce estrés y confusión. Pero para mí, en un nivel más profundo, el caos también puede ser un período de fertilidad y crecimiento exponencial. En medio del desorden, las estructuras rígidas y las viejas creencias, liberas energía contenida en tu cuerpo. El caos obliga a adaptarse, a pensar fuera de la caja y a inventar nuevas soluciones, a sacar tus fortalezas guardadas en un baúl. El truco está en aprovechar este período como un catalizador, un motor de cambio para crear y sembrar nuevas ideas u construir un futuro nuevo.

Lección 18: La calma no se busca, se crea

Creía que la calma era un destino, un lugar tranquilo al que llegaría un día, quizás en vacaciones, cuando mi lista de pendientes estuviera vacía. Pasé años buscándola fuera, esperando que el trabajo disminuyera, que las preocupaciones fuesen menores, que las relaciones fueran más fáciles, y por supuesto, nunca la encontraba.

Me di cuenta que la calma no se busca, se crea. Es un acto intencional que eliges construir cada día, la creo cuando decido respirar hondo antes de responder un correo estresante de un cliente, cuando dedico diez minutos a meditar al despertar o cuando, inconscientemente respiro en medio de todos los pendientes que tengo que hacer. Es mi propia fortaleza interna la que aísla el ruido del mundo, y he aprendido a volver a mi, cuantas veces sean necesarias, a mi centro, a mi norte, a mis objetivos.

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Lección 19: El perdón es una forma de sentirte en paz. Puedes empezar a perdonarte a ti

Durante mucho tiempo, pensé que el perdón era algo que le otorgaba a otros, pero me di cuenta que mi mayor batalla era conmigo misma. Cargaba una mochila de culpa por mis errores del pasado, por las cosas que dije mal o por las oportunidades que dejé pasar. Ese resentimiento me robaba paz día a día.

Lección 20: Hay belleza en ser sensible

Muchas veces, ocultamos el poder de la sensibilidad. Consideramos que ser sensible es sinónimo de fragilidad o debilidad; como si sentir profundamente cada emoción o pensamiento se tratase de una carga que debemos ocultar. Tras mucho tiempo a solas, descubrí que la sensibilidad es un súper poder que me hace maravillosa, que me ayuda a transformar las situaciones, que me permite ver el mundo con otros matices y disfrutar de la belleza de lo simple.

Lo simple puede ser la belleza de un atardecer, la melodía de una canción o el dolor que visualizamos en otro ser humano. Lejos de ser un defecto, es un regalo que pocos tienen la bendición de experimentar. En un mundo que nos empuja a ser duro, honrar la sensibilidad es un acto de valientes y la llave maestra hacia una vida más rica, significativa y auténtica.

Lección 21: Los sueños no tienen prisa, pero necesitan de ti, de tu fe y esfuerzo

Una lección clave de mis 23, es que los sueños tienen su propio ritmo, un patrón consciente que a menudo choca con nuestra prisa generacional. Es fácil caer en la trampa de querer resultados rápidos, pero he aprendido que los grandes logros no tienen una fecha de caducidad, simplemente esperan al momento indicado.

Por ejemplo, desde hace tiempo quería volver a escribir así, sin filtros, sin tanto miedo, pero con planificación; y es que siempre habían contras para mi regreso, pero finalmente aquí estoy. Con esto quiero decir, que la paciencia no implica inacción, quedarse paralizado y no lograr lo que anhelas, sino construir desde abajo, desde la raíz, es cuestión de perspectiva más bien.

Entendí que mi papel no es forzar el calendario, sino alimentar diariamente esa fe y ese esfuerzo, sabiendo que, en su justo momento mis sueños, que no tienen prisa, más que la autoimpuesta mentalmente, vendrán cuando el trabajo duro y la convicción me hayan dejado.

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Lección 22: Escribir tu historia es también reescribir tu destino

La vida es una narración, y la lección más transformadora de este año fue darme cuenta de que escribir tu propia historia es, en esencia, reescribir tu destino. Dejamos de ser personajes secundarios que simplemente reaccionan a lo que sucede, para convertirnos en los autores audaces de nuestro guion.

Cada día me atrevo a pensar que es una página en blanco, donde podemos decidir qué papel juegan el dolor pasado, las inseguridades y los viejos patrones. Me gusta considerar la oportunidad de romantizar mis días. Reescribir no significa borrar o incendiar ese libro que ya escribiste, sino cambiar la perspectiva. Puede ser transformar las cicatrices en sabiduría, las arrugas en experiencia, el fracaso en combustible para mejorar e intentar y el miedo en motivación para crear.

Entender, creer y hacer es un acto liberador. El futuro no está escrito totalmente en una piedra, más bien es cambiante, se está escribiendo ahora mismo, con las acciones, decisiones y pensamientos que eliges, convirtiéndote activamente en el autor de tu propia historia.

Lección 23: El amor no te exige dejar de ser tú

Y por último, la lección quizás más importante de todas para mi, y por eso la dejé para el final, es que el amor verdadero no exige que dejes de ser tú; al contrario, te invita a florecer en tu máxima expresión. Hemos crecido con mitos románticos que glorifican el sacrificio y la fusión total, pero el amor maduro y sano para mi, opera desde la suma, no desde la resta.

Considero que el amor no es una prisión que te pide renunciar a tu mundo, ni a tu familia que te sostiene, ni a los amigos que te hacen reír, ni a la pasión de tu trabajo que representa una parte esencial de tu ser. La pareja correcta no te aísla, sino que celebra y respeta cada parte de ti, entendiendo que amarte es amar el ecosistema que eres.

Si algo me enseñaron estos meses es que el camino hacia una vida mejor es extraño, pero cada herida y cada triunfo nos hacen renacer mas fuertes. Espero que estas lecciones te inspiren a mirar hacia tu propio proceso, que muy probablemente sea diferente al que yo estoy viviendo; por eso, te invito a mirar justo donde estás hoy, lista para florecer.

Cuéntame: ¿Cuál de todas las lecciones de estos veintitrés años que he vivido ha resonado contigo?

Si quieres ver mi día a día, este mes estoy haciendo vlogmas para Instagram y viviendo la magia de diciembre. Te invito a verlos.

Hey! Today I return here to continue and complete a wonderful goal I set for myself a few days ago, writing about the lessons I've learned in my 23 years of life. If the first part was a whisper from my soul, telling me I had to share the foundations of my journey these past few months, here I share the complete melody. We have crossed the threshold of the first lessons in the rest of this personal log, a canvas where time has left its brushstrokes inside me. If you haven't yet explored the echoes of past lessons, I encourage you to retrace our steps right here.

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Lesson 10: People give what they are inside

There is a universal principle that governs everything: people do not give you what you have, or what you ask for, but what they are inside. The law of the mirror reminds us that the outside world is a clear reflection of our inner landscape. When someone treats you with kindness, generosity, and respect, they are showing you the richness of their own spirit. Similarly, when someone acts out of pettiness and hostility or even dares to judge your body, that person is not attacking you intrinsically, but rather projecting their own shortcomings, fears, and unresolved wounds.

Understanding the actions of others and why they do what they do can be frustrating. That's why you must be clear that negative actions are not directed at you; they invite you to look within. Human beings are mirrors, and observing what bothers or attracts you in others are clues about what you need to heal or enhance in your life.

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Lesson 11: You don't have to be productive to feel valuable or sufficient; you already are.

You don't have to earn your right to exist by completing an endless list of tasks. The value of your existence is not measured in terms of productivity, efficiency, or constant achievements, but socially we are accustomed to believing that we will only be enough if we are immersed in an era of intense productivity, in continuous motion and producing successful results. But that trap blocks your being, preventing your soul from creating from purpose.

Your value is not conditional; it does not depend on how much you do or whether your day was a total success according to social or cultural standards. You are valuable and sufficient simply because you exist, because you are who you are, because you breathe, because you create, because you believe in yourself, with your pauses, your processes, and your unique essence. Rest when you are tired, breathe deeply, and remember: You are enough, right now, without having to do everything today.

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Lesson 12: Endings are also beginnings

Endings are not complete full stops, but commas that mark a useful separation. Every door that closes is merely a prelude to a new one that can then be opened, even though at the moment of loss or farewell, pain prevents us from seeing beyond our possibilities.

Accepting endings also means being grateful for everything that happened along the way; it means welcoming beginnings, embracing the natural flow of life, which brings us changes to improve, change, or restructure. Endings involve letting go of the old, leaving our comfort zone, saying goodbye to what no longer works in order to open ourselves up to something better. Just trust, act, and be yourself.

Lesson 13: Every book touches you, changes you a little inside

Throughout this year of my life, I have come across countless books, admiring each and every one of them. I was able to immerse myself in their worlds through digital formats such as EPUB and PDF, and I also managed to lose myself among the aisles full of stories at book fairs. Every word that came into my hands was not just paper or pixels, it was an encounter, a silent dialogue that changed me in new ways. Every line and word has resonated within me, reminding me that literature is a form of continuous change, and every book is worth having.

Lesson 14: Solitude is not your enemy, it is your teacher

Solitude carries the undeserved reputation of being a terrible enemy, but in reality, it is one of the greatest and most patient teachers. This year I have learned to be alone, enjoying countless solo dates, which I have loved and which have revealed to me the importance of introspection. Far from being empty, they have been a sacred space for self-knowledge; that silence where I learned to value my ideas, validated my own emotions, and transformed my fear of being alone into a deep self-love and self-sufficiency.

Lesson 15: Eat, your body needs energy

Eating should not be an act laden with guilt or restriction, but rather a fundamental acknowledgment of your sacred temple, the body you have been given to spend your time on this planet, which is why you must take care of it. Every food you eat is vital energy, necessary sustenance for your heart to beat, your mind to think clearly, and your muscles to move. Honor your nutritional needs, listen to your hunger cues, and feed yourself consciously and, above all, nourish yourself.

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Lesson 16: Your life falls into place when you choose yourself

Choosing yourself does not always involve making risky decisions; often it involves simple, basic everyday gestures. It means taking moments of silence, valuable time for yourself, your hobbies, and your self-care, recognizing your own worth and the importance of your happiness and well-being. It is in those subtle, conscious moments that you prioritize your peace. I did it by choosing to stay home and write down my thoughts instead of going out partying. One gave me presence, the other cluttered my mind.

Lesson 17: Chaos can also be a period of fertility

Chaos is often seen as an enemy to be eradicated, a period of disorder that only produces stress and confusion. But for me, on a deeper level, chaos can also be a period of fertility and exponential growth. In the midst of disorder, rigid structures, and old beliefs, you release energy contained in your body. Chaos forces you to adapt, to think outside the box and invent new solutions, to bring out your strengths stored away in a trunk. The trick is to take advantage of this period as a catalyst, an engine of change to create and sow new ideas or build a new future.

Lesson 18: Calmness is not sought, it is created

I used to believe that calmness was a destination, a peaceful place I would reach one day, perhaps on vacation, when my to-do list was empty. I spent years looking for it outside myself, waiting for work to slow down, for worries to diminish, for relationships to become easier, and of course, I never found it.

I realized that calmness is not sought, it is not created. It is an intentional act that you choose to build every day. I create it when I decide to take a deep breath before responding to a stressful email from a client, when I spend ten minutes meditating after waking up, or when I unconsciously breathe in the midst of all the tasks I have to do. It is my own inner strength that isolates me from the noise of the world, and I have learned to return to myself, as many times as necessary, to my center, to my north, to my goals.

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Lesson 19: Forgiveness is a way to feel at peace. You can start by forgiving yourself.

For a long time, I thought forgiveness was something I gave to others, but I realized that my biggest battle was with myself. I carried a backpack full of guilt for my past mistakes, for the things I said wrong, or for the opportunities I missed. That resentment robbed me of peace day after day.

Lesson 20: There is beauty in being sensitive

We often hide the power of sensitivity. We consider sensitivity to be synonymous with fragility or weakness, as if feeling every emotion or thought deeply were a burden we must hide. After spending a long time alone, I discovered that sensitivity is a superpower that makes me wonderful, helps me transform situations, allows me to see the world in different shades, and enjoy the beauty of simplicity.

The simple things can be the beauty of a sunset, the melody of a song, or the pain we see in another human being. Far from being a flaw, it is a gift that few are blessed to experience. In a world that pushes us to be tough, honoring sensitivity is an act of courage and the master key to a richer, more meaningful, and authentic life.

Lesson 21: Dreams are in no hurry, but they need you, your faith, and your effort

A key lesson from my 23 years is that dreams have their own rhythm, a conscious pattern that often clashes with our generational rush. It's easy to fall into the trap of wanting quick results, but I've learned that great achievements don't have an expiration date; they simply wait for the right moment.

For example, I had wanted to write like this again for a long time, without filters, without so much fear, but with planning; there were always cons to my return, but finally, here I am. By this, I mean that patience does not imply inaction, becoming paralyzed and not achieving what you long for, but rather building from the ground up, from the roots; it is more a matter of perspective.

I understood that my role is not to force the calendar, but to feed that faith and effort daily, knowing that, at the right moment, my dreams, which are in no hurry other than the one I impose on myself mentally, will come when hard work and conviction have left me.

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Lesson 22: Writing your story is also rewriting your destiny

Life is a narrative, and the most transformative lesson this year was realizing that writing your own story is, in essence, rewriting your destiny. We stop being secondary characters who simply react to what happens, and become the bold authors of our own script.

Every day, I dare to think of it as a blank page, where we can decide what role past pain, insecurities, and old patterns play. I like to consider the opportunity to romanticize your days. Rewriting does not mean erasing or burning the book you have already written, but rather changing your perspective. It can be transforming scars into wisdom, wrinkles into experience, failure into fuel to improve and try again, and fear into motivation to create.

Understanding, believing, and doing is a liberating act. The future is not entirely set in stone; rather, it is changeable, being written right now, with the actions, decisions, and thoughts you choose, actively becoming the author of your own story.

Lesson 23: Love does not require you to stop being yourself

And finally, perhaps the most important lesson of all for me, and that is why I left it for last, is that true love does not require you to stop being yourself; on the contrary, it invites you to flourish in your highest expression. We have grown up with romantic myths that glorify sacrifice and total fusion, but mature and healthy love, for me, operates from addition, not subtraction.

I believe that love is not a prison that asks you to give up your world, or your family that supports you, or the friends who make you laugh, or the passion of your work that represents an essential part of who you are. The right partner does not isolate you, but celebrates and respects every part of you, understanding that loving you means loving the ecosystem that you are.

If these months have taught me anything, it is that the path to a better life is strange, but every wound and every triumph makes us stronger. I hope these lessons inspire you to look at your own process, which is most likely different from mine. That's why I invite you to look right where you are today, ready to blossom.

Tell me: Which of all the lessons from these twenty-three years I have lived has resonated with you?

If you want to see my day-to-day life, this month I'm doing vlogmas for Instagram and experiencing the magic of December. I invite you to check them out.